Ama hoy, dilo hoy, demuéstralo hoy, porque el mañana no siempre espera.
Hablamos de despedidas, pero cuesta despedirse de quien no tienes idea que se irá tan de repente. La despedida siempre deja la decisión más difícil: una lucha entre el corazón y la razón, entre lo que…
Por Julissa Martínez
La tragedia del pasado 8 de abril en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, tras el colapso del techo, dejó más de 200 personas fallecidas, causando un luto nacional en la República Dominicana.
Hablamos de despedidas, pero cuesta despedirse de quien no tienes idea que se irá tan de repente. La despedida siempre deja la decisión más difícil: una lucha entre el corazón y la razón, entre lo que se siente y lo que se entiende. ¿Cómo se puede tener el valor de decirle adiós a alguien que fue parte de ti?
Esa es la dura realidad que enfrentan hoy muchas familias dominicanas tras la tragedia del pasado 8 de abril. Una noche de alegría se convirtió en un abismo de dolor. Decir adiós de forma tan repentina a un ser querido —un amigo, un familiar, un compañero— deja un vacío inmenso, un derrumbe emocional que no puede explicarse con palabras.
Es un sentimiento que quiebra el alma y te llena de preguntas:
¿Le dije todo lo que sentía?
¿Pude haberle dado más amor, más tiempo, más abrazos?
Esa tragedia nos deja una lección tan cruda como cierta: ama hoy, dilo hoy, demuéstralo hoy, porque el mañana no siempre espera. A veces, la vida nos obliga a dar despedidas forzadas, inesperadas, dolorosas.
No dejemos que el silencio hable por nosotros cuando ya sea tarde.
