Lula da Silva se despide de su amigo Pepe Mujica en Uruguay
(EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acudió este jueves al velatorio de su amigo y exmandatario uruguayo José “Pepe” Mujica, fallecido este martes a los 89 años y a …
(EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, acudió este jueves al velatorio de su amigo y exmandatario uruguayo José “Pepe” Mujica, fallecido este martes a los 89 años y a quien despidió visiblemente emocionado.
Lula fue recibido en las escalinatas del Palacio Legislativo de Montevideo por el presidente uruguayo Yamandú Orsi, e ingresó al Salón de los Pasos Perdidos junto a su esposa, Rosângela da Silva.
El mandatario brasileño arribó junto a una enorme comitiva, cuyo ingreso obligó a interrumpir la entrada de los ciudadanos uruguayos que se acercaron a despedir a su exmandatario.
Antes de acercarse al féretro, Lula se abrazó con Lucía Topolansky, esposa de Mujica y exvicepresidenta uruguaya, antes de besarla en la frente, un gesto que ya había tenido con su fallecido amigo la última vez que lo vio, el 1 de marzo de este año.
El mandatario brasileño se paró luego frente a los restos de Mujica, donde permaneció unos segundos en silencio.
Lula mantuvo después un diálogo con el presidente chileno, Gabriel Boric, que llegó al velatorio minutos antes que él y que es el único otro jefe de Estado que viajó a Montevideo a despedirse de Pepe.
Antes de retirarse, y tras mantener un extenso diálogo con Topolansky, el líder brasileño se acercó una vez más al féretro, junto al cual, con los ojos humedecidos, pronunció unas últimas palabras a Orsi antes de retirarse del salón.
En una nota oficial publicada poco después del fallecimiento de Mujica, el líder progresista brasileño destacó su “grandeza humana”, que dijo “trascendió las fronteras de Uruguay y de su mandato presidencial”.
“La sabiduría de sus palabras se convirtió en un verdadero canto de unidad y fraternidad para América Latina”, subrayó.
Durante un viaje a Montevideo en diciembre pasado, el presidente brasileño visitó a Mujica en la chacra (pequeña finca) en la que residía y lo condecoró con la Orden Nacional do Cruzeiro do Sul, la más alta distinción que Brasil otorga a ciudadanos extranjeros.
Entonces, en un emotivo encuentro, se refirió a Mujica como “la persona más extraordinaria” entre los presidentes con quienes convivió.
La amistad entre ambos trascendió las afinidades políticas y se extendió durante años.