“Ya no queda nada”: Lluvias históricas provocan tragedia en campamento de verano en Texas
Cuando vio a Nataly cruzar la puerta del edificio, Nora Gómez echó a correr al otro lado de la calle. Había pasado casi todo el día con una sola idea rondándole la mente: la posibilidad de que su hija…
Cuando vio a Nataly cruzar la puerta del edificio, Nora Gómez echó a correr al otro lado de la calle. Había pasado casi todo el día con una sola idea rondándole la mente: la posibilidad de que su hija estuviera entre las decenas de personas fallecidas tras las inundaciones que arrasaron varias comunidades rurales en el sur de Texas este viernes.
En la madrugada del 4 de julio, día en que se celebra la independencia de Estados Unidos, las fuertes lluvias provocaron que el río Guadalupe se desbordara en la zona conocida como Hill Country, una región de pequeñas montañas entre Austin y San Antonio.
La crecida del río causó graves inundaciones que hasta ahora han dejado 25 muertos y un número indeterminado de desaparecidos, entre ellos al menos 23 niñas y jóvenes que se hospedaban en Camp Mystic, un campamento cristiano de verano en el condado de Kerr.
Las autoridades locales aseguraron que continuarán con las labores de búsqueda hasta encontrar a las víctimas, y el gobernador republicano Greg Abbott firmó el viernes por la noche una declaración de estado de emergencia para desplegar más recursos en la zona afectada.
“Llegar aquí fue aterrador. Ver los carros de bomberos, los helicópteros, todas las personas llorando”, contó Gómez a EFE. “Nunca crees que te va a pasar a ti”.
Por la mañana, una llamada de una amiga la alertó: el campamento donde estaba su hija, una universitaria de 21 años que trabajaba como monitora, había sido alcanzado por las tormentas. “Lo primero que hice fue rezar y tener la esperanza de que Dios los tuviera a todos a salvo”, relató.
Las autoridades locales convirtieron la escuela primaria de Ingram, un pequeño poblado en el condado de Kerr, en un centro de reunificación de emergencia. Los abrazos entre padres y madres con sus hijas, en las puertas del edificio y en medio de la noche, parecían detener el tiempo.
Disparidad en los pronósticos El Servicio Meteorológico Nacional estadounidense reportó que entre la noche del 3 de julio y la madrugada del 4 se acumularon más de 30 centímetros de lluvia, lo que elevó el caudal del Guadalupe, cerca de Hunt (donde se encuentra el campamento Mystic), a su segundo nivel más alto registrado, con 9,9 metros de altura.
Cerca de Comfort, en el condado de Kendall, el río alcanzó una altura máxima de 10,5 metros, provocando también importantes daños.
El pronóstico que las autoridades regionales habían recibido el miércoles solo preveía precipitaciones de entre 7 y 15 centímetros, según informó en una rueda de prensa el viernes por la noche Nim Kidd, jefe de la División de Manejo de Emergencia de Texas.
“La cantidad de lluvia que cayó en este lugar específico nunca estuvo en ninguno de esos pronósticos”, subrayó.
El número total de desaparecidos aún se desconoce, según reconoció el alguacil del condado de Kerr, Larry Leitha, en especial porque al ser un festivo de verano, muchas personas acudieron a la zona para acampar cerca del río.
Ya no queda nada Bruce Cartwright se levantó el viernes antes del amanecer y se dio cuenta de que no tenía luz en su casa. Cuando salió el sol, pudo ver los estragos que había dejado la lluvia.
Esperó a que el nivel del agua bajara y despejara un puente que conecta la entrada a su casa con la carretera, y manejó hasta Camp Mystic, donde su hija Mary Liz Eastland trabaja como subdirectora.
Su familia tiene lazos profundos con la institución, creada en 1926: su hija pasó su primer verano en el campamento cuando estaba en segundo de primaria. Allí conoció a su esposo, Edward Eastland, uno de los hijos de los directores.
“Hay decenas de generaciones conectadas con Mystic. Niñas cuyas madres y abuelas pasaron por allí también”, explicó.
Cuando llegó al campamento, pudo presenciar cómo las jóvenes estaban siendo evacuadas. “Vi la devastación”, recordó el hombre, sentado en la parte trasera de su camioneta pick-up en el estacionamiento del centro de reunificación. “La semana pasada estuve ahí visitando y hoy, cuando fui, ya no quedaba nada”.
Fuente: Agencia EFE