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Bienestar Y Vida

Qué pasa en tu cuerpo si no cenas todos los días

Muchas personas dejan de cenar de forma voluntaria con el único objetivo de perder peso pero sin tener en cuenta otras cosas. Esta medida puede funcionar en algunos casos pero no en aquellos en los qu…

Redacción Telenoticias • July 15, 2025 8:40 am
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Muchas personas dejan de cenar de forma voluntaria con el único objetivo de perder peso pero sin tener en cuenta otras cosas. Esta medida puede funcionar en algunos casos pero no en aquellos en los que se hace de forma forzada y autoimpuesta con el único fin de perder peso. Hablamos con una experta en nutrición que nos da las claves para bajar de peso sin tener que dejar de cenar.

Qué pasa en tu cuerpo si no cenas todos los días

Muchas personas dejan de cenar de forma voluntaria con el único objetivo de perder peso pero sin tener en cuenta otras cosas. Esta medida puede funcionar en algunos casos pero no en aquellos en los que se hace de forma forzada y autoimpuesta con el único fin de perder peso. Hablamos con una experta en nutrición que nos da las claves para bajar de peso sin tener que dejar de cenar.

hombre con barrigaLa medida de no cenar cada día para perder peso puede funcionar pero sólo a corto plazo (Fotos Shutterstock)

La llegada del verano hace que muchas personas recurran a dietas o a remedios “rápidos” para bajar de peso o para perder unos cuantos kilos sin pensar en las consecuencias o en los resultados a largo plazo. Según explica a CuídatePlus May Morón, nutricionista, “con la llegada del verano, muchas mujeres, sobre todo, vuelven a la casilla de salida y comienzan a hacer dieta porque piensan que el cuerpo que tienen no es suficiente para mostrarse en bañador”. Y da igual la edad, cada vez se comienza a edades más tempranas.

En opinión de la experta, “más que un intento nuevo de bajar esos kilitos que han cogido en invierno, lo que reactivan es una lucha antigua de cambiar el cuerpo para sentirse mejor consigo mismos. Aunque lo que de verdad necesitan no es más dieta, sino más autocuidado durante todo el año”.

La gran mayoría buscan soluciones rápidas, rígidas y poco sostenibles, ratifica Morón. Buscan un “lo quiero y lo quiero ya”. Buscan “lo más rápido, barato y fácil”.

Así, no es de extrañar que cada año haya una dieta de moda como, enumera, “el uso de batidos sustitutivos, los ayunos o la restricción de algún alimento o grupo como no comer pan, no comer dulces, no comer fruta, no beber agua, no comer nada de grasa o no ingerir nada con azúcar”.

Estos, recuerda, “son planes y estrategias pensadas para perder peso deprisa, pero que rara vez enseñan a relacionarse bien con la comida y por ende, con el cuerpo”. Y eso “tiene un coste elevado tanto físico, como emocional y mental”. Además, añade, “muchas personas optan por combinar estas dietas con tratamientos médicos estéticos para la eliminación de celulitis, grasa localizada o con ejercicio físico intenso, pero no por salud, sino con la intención de adelgazar”, algo que, insiste, “dura poco”.

“Si no ceno, adelgazo”

Una de las medidas que toma mucha gente para adelgazar y que no se considera una dieta como tal es dejar de cenar con el fin de adelgazar. En opinión de Morón, “la idea de si no ceno, adelgazo parece lógica desde fuera ya que si como menos, peso menos, pero el cuerpo no es una calculadora de calorías sino que es mucho más complejo”.

Así, señala, “cuando dejamos de cenar por obligación o por autoimposición y tirando de la fuerza de voluntad, con el objetivo de perder peso, el cuerpo lo sabe y no le gusta mucho. Puede que se baje algún kilito, pero en la gran mayoría de los casos también se intensifica la ansiedad, aumentando el deseo de comer más”.

Este tipo de comportamientos puede derivar en “atracones nocturnos (levantarse en la noche para comer) o en un descontrol y una necesidad incontrolable de comer todo lo que no te has comido”.

¿Puede funcionar a corto plazo? “Sí, puede funcionar” ¿Es sostenible y saludable? “Si lo haces por obligación y autoimposición y vienes de una cultura de dieta, no”.

Y es que, según explica, “muchas veces, ese no ceno no viene desde una elección de calma, de escucha y de conexión con uno mismo, sino desde el miedo, la culpa o la compensación”. Por eso es clave, antes de optar por este tipo de alimentación, preguntarse “desde dónde estás tomando la decisión”, para no cometer errores.

Por qué no suele funcionar el “no cenar”

El gran problema de esta medida para perder peso o mejorar la salud es que la mayoría de las personas no deja de cenar porque no tenga hambre o porque sea una decisión consciente, sino que lo hacen “para compensar o para intentar reducir calorías”. 

Algunas de las razones principales son: “Hoy no ceno porque he comido mucho”, “hoy no ceno porque me siento culpable”, “hoy no ceno porque la báscula me ha dado un susto”, “hoy no ceno porque ayer me pasé”, “hoy no ceno porque voy a comer de más el fin de semana” u “hoy no ceno porque he leído o escuchado que la cena engorda”.

Por tanto, la mayoría de las veces, “no es una decisión desde una escucha interna o desde el autocuidado, sino desde el miedo, la desesperación y la culpa”.

Y si además, hablamos de personas con un histórico de muchas dietas y de insatisfacción corporal, lo que va a ocurrir es que “alimentan aún más el ciclo diabólico restricción – ansiedad – descontrol – culpa – más restricción”.

Dicho esto, en opinión de la nutricionista, “aunque saltarse la cena puede parecer como algo en principio bueno, la realidad es que no es más que otra forma disfrazada de pelearse con el cuerpo”.

Además, saltarse la cena también puede favorecer la aparición de molestias digestivas propias de la dispepsia funcional, como hinchazón, pesadez y dolor en la parte alta del estómago. Por el contrario, las personas que realizan tres comidas principales al día tienen un riesgo hasta un 52% menor de desarrollar este trastorno digestivo, en comparación con quienes solo hacen una comida.

Qué hacer: alternativas saludables

Según Morón, la clave está en cambiar el enfoque. “No se trata de eliminar la cena sino de ver y entender que cenar no es el problema”.

Dicho esto, en lugar de eliminar la cena, propone:

  1. Hacer un desayuno completo y saciante, al igual que la comida de medio día. Esto, argumenta, “te va a ayudar mucho más durante el día y por la noche ya que es en esta hora donde la energía está baja y la fuerza de voluntad no suele funcionar”.

  2. Apostar por cenas tempranas, saciantes, placenteras y saludables.

  3. Comer de una manera consciente, sin prisa y con atención en el acto de comer.

  4. Si cenas en casa, poner una mesa bonita, comer sentada, masticar bien, tomarte tu tiempo.

  5. Si cenas en la calle, elegir lo más saludable e intentar no cenar muy tarde ni hacer cenas copiosas o pesadas y por supuesto, evitar o reducir lo más posible, el alcohol, los refrescos azucarados y los fritos.

  6. Dar un espacio entre comidas.

  7. Evitar el picoteo.

  8. Mover el cuerpo cada día. Esto “te ayudará a desestresarte, a no llegar con ansiedad a la cena y a la bajada de peso”.

Cenas saludables para perder peso

Una cena equilibrada no tiene por qué ser aburrida. Debe ser “ligera pero nutritiva, fácil de digerir y que te deje satisfecha y con paz mental”.

Puede incluir:

  • Vegetales y verduras: en ensaladas, crudas, aliños, al vapor, salteadas, al horno, air fryer, en cremas, gazpachos…

  • Una ración de proteína: pescados, huevos, tofu, legumbres suaves, moluscos, carne de ave…

  • Un poco de carbohidrato: boniato, patata cocida…

  • Grasas saludables: semillas, aguacate, aceite de oliva virgen extra…

  • Postre: yogurt blanco, fruta de temporada entera, kéfir, infusión…

  • La mejor bebida: el agua

Más allá de los ingredientes, señala, “lo importante es cómo llegas a la cena. Si llegas con mucha hambre por haberte restringido durante todo el día, lo que necesitas no es cenar menos, sino revisar tu relación con la comida durante el día”, concluye.