Salud mental; la deuda pendiente de nuestro país
La República Dominicana necesita con urgencia que los seguros médicos se modernicen y comiencen a cubrir un porcentaje significativo de consultas psicológicas y psiquiátricas.
Por Julissa Martínez
Aunque hemos avanzado mucho en la aceptación de que todos, en algún momento, podemos necesitar ayuda psicológica o psiquiátrica, la salud mental sigue siendo un tema en gran medida cerrado y estigmatizado en nuestro país. Muchas personas aún no comprenden de qué se trata realmente este problema, y quienes lo padecen son frecuentemente tratados de manera distinta o con prejuicios, incluso dentro de su propio entorno familiar.
La República Dominicana necesita con urgencia que los seguros médicos se modernicen y comiencen a cubrir un porcentaje significativo de consultas psicológicas y psiquiátricas. Este paso permitiría que personas con bajos recursos puedan acceder a tratamiento y mejorar su calidad de vida. Hoy en día, muchas personas no pueden pagar los medicamentos ni las terapias necesarias, lo que agrava sus condiciones y pone en riesgo su bienestar y el de quienes los rodean.
Es igualmente importante la creación de centros especializados para apoyar a los familiares de pacientes con enfermedades mentales. En muchos hogares, la solución ha sido encerrar a los pacientes en habitaciones solitarias porque sus cuidadores deben trabajar y no pueden brindarles la atención constante que necesitan. Esta práctica, aunque entendible desde el punto de vista de la desesperación, no es humana ni efectiva.
Muchos de estos pacientes son aislados por presentar conductas violentas, sin comprender que estas reacciones, muchas veces, son consecuencia directa de un trastorno no tratado. La falta de acceso a medicamentos, sumada a la indiferencia de los seguros médicos y del propio sistema de salud pública, hace que el problema crezca cada día más.
Necesitamos una reforma urgente del sistema de salud mental en la República Dominicana. Urgen campañas nacionales de concientización, atención médica accesible, apoyo institucional y políticas públicas que pongan en primer lugar la dignidad y el desarrollo de los ciudadanos.
Como país, no podemos seguir ignorando una realidad que afecta a miles de familias. La salud mental también es salud. Y una nación no puede avanzar si no cuida de todos sus ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.