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Bienestar Y Vida

Soledad en niños y adolescentes: cinco consejos de la neurociencia para cuidar su salud mental

La desconexión social puede afectar el desempeño escolar y los vínculos afectivos. En exclusiva para Infobae, Ineco brindó claves para un desarrollo emocional saludable

Redacción Telenoticias • August 8, 2025 9:06 am
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La desconexión social puede afectar el desempeño escolar y los vínculos afectivos. En exclusiva para Infobae, Ineco brindó claves para un desarrollo emocional saludable

El aislamiento emocional en laEl aislamiento emocional en la infancia causa alteraciones que afectan el desarrollo social, emocional y cognitivo de los chicos (Imagen Ilustrativa Infobae)

*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.

La soledad sostenida en niñas, niños y adolescentes no debe subestimarse: no es simplemente tristeza o desinterés ocasional; es una señal cerebral de alerta que puede alterar el desarrollo emocional, cognitivo y social.

La soledad tiene eco cerebral

En plena infancia y adolescencia el cerebro está en constante reorganización: se refuerzan circuitos en la corteza prefrontal (planificación y control emocional), en el hipocampo (memoria y aprendizaje) y en la amígdala (respuesta emocional).

Durante la niñez y adolescencia,Durante la niñez y adolescencia, la soledad prolongada incrementa el cortisol y activa respuestas de estrés en el cerebro (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cuando la soledad es prolongada, se activa el eje del estrés (HPA), lo que incrementa los niveles de cortisol y coloca al cerebro en un estado defensivo permanente. Esta respuesta sostenida afecta el correcto desarrollo neuronal y puede impactar la capacidad para resolver conflictos, prestar atención o gestionar emociones de forma adaptativa.

Impacto emocional, aprendizaje y vínculos

Muchos chicos y adolescentes que parecieran adaptarse bien en la escuela o en casa están atravesando una sensación intensa de soledad que no siempre es visible. Esta vivencia puede asociarse con síntomas como ansiedad, falta de motivación o baja autorregulación. Tal vez tengan buen rendimiento, pero sus conexiones afectivas están debilitadas, y el cerebro registra esa falta de pertenencia como una amenaza, interfiriendo con sus recursos emocionales y de aprendizaje.

“Aunque no se note a simple vista, la soledad deja huellas en el cerebro que influyen en la forma en que un chico regula lo que siente, aprende y se vincula”, agrega la doctora Abadi.

Lo que muestra la evidencia científica

Diversos estudios han demostrado que, ante la soledad, una reducción del volumen cerebral en regiones específicas relacionadas con la memoria y la capacidad de autorregulación emocional.

Niños que parecen adaptarse enNiños que parecen adaptarse en la escuela pueden vivir intensa soledad, mostrando ansiedad, baja motivación o poca autorregulación (Imagen ilustrativa Infobae)

Además, se observa una conectividad alterada entre las áreas del cerebro responsables de procesar aspectos sociales y emocionales, lo que puede dificultar la empatía y la calidad de la interacción con los demás.

La activación crónica del estrés genera respuestas inflamatorias sostenidas que afectan negativamente la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse, así como la atención sostenida, fundamental para el funcionamiento cotidiano.

Finalmente, estas alteraciones aumentan el riesgo de desarrollar síntomas depresivos y ansiosos, incluso en personas que no presentan cuadros clínicos claros o diagnosticados formalmente.

Cinco recomendaciones

Las siguientes son algunas claves para acompañar el desarrollo emocional y prevenir los efectos de la soledad en el cerebro en crecimiento:

También es útil participar de proyectos comunitarios donde los chicos y adolescentes puedan sentirse parte de algo significativo.

Este efecto se produce aun cuando no tengan palabras claras para describirlo.

Observar retraimiento, humor bajo o desmotivación como señales que ameritan escucha y acompañamiento interdisciplinario.

Fomentar conversaciones cara a cara, actividades al aire libre o dinámicas grupales en lugar de pantallas solitarias.

La arteterapia, la psicoterapia o los abordajes integrales pueden ayudar a reconstruir redes afectivas e internas de regulación emocional.

La infancia y la adolescencia son etapas en las que el vínculo marca la forma en que se aprende, se siente y se regula. Si la soledad se vuelve crónica, el cerebro registra esa desconexión como una amenaza constante. Apostar por entornos seguros, sensibles y conectados no es solo una cuestión emocional: es un cuidado cerebral profundo que puede transformar la trayectoria de una vida.