El simple hábito que podría mejorar la calidad del sueño de los adultos jóvenes, según la ciencia
Dormir bien emerge como un aliado del bienestar psicológico en adultos de entre 17 y 25 años, pero llevar una alimentación saludable, en la que predominen frutas y verduras, puede ayudar cuando el des…
Dormir bien emerge como un aliado del bienestar psicológico en adultos de entre 17 y 25 años, pero llevar una alimentación saludable, en la que predominen frutas y verduras, puede ayudar cuando el descanso nocturno no es suficiente. Así lo indica un estudio internacional publicado en PLOS One, que analizó a más de 2.000 personas en Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos.
Los resultados muestran que la calidad del sueño es el factor de mayor peso para sentirse bien al día siguiente, aunque un mayor consumo de frutas y verduras puede atenuar los efectos de una mala noche.
La investigación, dirigida por el Dr. Jack Cooper y la profesora Tamlin Conner de la Universidad de Otago, examinó cómo tres hábitos, sueño, actividad física y dieta con alto contenido de frutas y verduras, se relacionan con el bienestar psicológico en adultos jóvenes. Los datos recogidos por PLOS One señalan que dormir bien es el predictor más fuerte y consistente del bienestar diario, seguido de una alimentación saludable y, en tercer lugar, la actividad física.
Interacción entre sueño, dieta y estado de ánimo
El análisis resumió información recabada entre 2013 y 2022 a través de tres estudios complementarios: una encuesta transversal con 1.032 participantes de los tres países, un seguimiento diario de 13 días con 818 jóvenes en Nueva Zelanda y un registro de ocho días con 236 estudiantes neozelandeses, quienes además llevaron dispositivos Fitbit para medir su actividad física.
Los investigadores evaluaron calidad y cantidad del sueño, consumo de frutas y verduras, actividad física y bienestar psicológico, considerando factores como síntomas depresivos, género, edad, nivel socioeconómico y etnia.
El hallazgo de mayor relevancia, según PLOS One, es que estos hábitos ejercen efectos aditivos: cada uno aporta beneficios independientes y se suman entre sí. Sin embargo, la calidad del sueño destaca como el factor más influyente tanto entre distintas personas como en los cambios diarios individuales. Los jóvenes que duermen mejor experimentan un mayor bienestar, y una buena noche de descanso se refleja en el ánimo del día siguiente.
El consumo de frutas y verduras también se asoció positivamente con el bienestar, aunque su peso fue levemente inferior al del sueño. Quienes aumentan la ingesta de estos alimentos reportaron sentirse mejor, incluso en días específicos con consumo superior al habitual.
La actividad física mostró beneficios principalmente a nivel individual: los días en los que un joven se ejercitaba más de lo habitual, declaraba mejor estado anímico, si bien la relación no fue tan evidente al comparar entre distintos participantes.
Un aspecto novedoso del estudio es la interacción entre la dieta y el sueño. Los datos de seguimientos diarios revelaron que, tras una mala noche, comer más frutas y verduras de lo común ayudaba a reducir el impacto negativo sobre el bienestar. En cambio, con un sueño óptimo, la dieta resultaba menos relevante para el estado de ánimo.
Esta interacción plantea que una alimentación saludable puede funcionar como amortiguador en días de poco descanso, brindando una alternativa práctica para quienes no logran dormir bien de forma habitual.
Límites y contexto de la investigación
Sobre el consumo de alimentos ultraprocesados, los resultados fueron ambiguos y no permitieron establecer una relación contundente con el bienestar. Si bien se detectaron asociaciones puntuales con síntomas depresivos, el estudio no respalda la idea de que reducir estos productos mejore necesariamente la salud mental en adultos jóvenes.
Los autores del trabajo, citados por PLOS One, hacen hincapié en la importancia de estos resultados para la salud pública y la vida cotidiana de los adultos jóvenes. Tamlin Conner resalta: “De estos hábitos saludables, la calidad del sueño se destacó como el predictor más fuerte y consistente del bienestar al día siguiente, pero comer frutas y verduras y estar activo también ayudó a mejorar el bienestar”.
Jack Cooper agrega que no es necesario alcanzar un ideal de salud para notar mejoras: “Dormir un poco mejor, comer un poco más sano o hacer ejercicio incluso diez minutos más de lo habitual se asoció con mejoras en cómo se sienten ese día”.