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Economía

El verdadero costo de financiarse en dólares cuando ganas en pesos

La enseñanza es clara: antes de firmar cualquier contrato de préstamo, pregúntate en qué moneda realmente vives. Porque, al final, no es el banco ni el mercado los que cargan con el impacto de un dóla…

Nicole Paola Rodríguez Peralta • September 12, 2025 6:00 pm
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En la República Dominicana, financiarse en dólares ha sido durante años una opción tentadora. Tasas de interés más bajas, cuotas aparentemente manejables y la idea de que el dólar es una moneda “más estable” convencieron a miles de dominicanos de asumir deudas en moneda extranjera. Sin embargo, con el dólar rondando los RD$64 según las últimas publicaciones del Banco Central y entidades financieras, esa decisión puede convertirse en una carga mucho más pesada de lo que parecía al inicio.

El dilema es sencillo pero profundo: cuando tus ingresos están en pesos y tu deuda está en dólares, cada variación en el tipo de cambio impacta directamente tu bolsillo. Lo que ayer era un alivio, hoy puede ser una pesadilla financiera.

El atractivo de endeudarse en dólares

En principio, un préstamo en dólares luce más conveniente. Las tasas suelen ser entre 2 y 3 puntos más bajas que las ofrecidas en pesos, lo que hace que la cuota mensual parezca más ligera.

Un ejemplo común es la compra de vehículos o inmuebles: bancos y dealers ofrecen financiamientos en dólares con pagos mensuales más bajos, lo cual seduce a quienes buscan reducir su carga financiera. A primera vista, parece un trato ganador.

Cuando la realidad del tipo de cambio toca la puerta

El problema surge cuando el dólar sube. Una cuota de US$500, que hace un par de años equivalía a RD$25,000, hoy se traduce en más de RD$32,000. Y el ingreso del deudor, si se mantiene en pesos, no ha aumentado en la misma proporción.

Este desajuste erosiona rápidamente el presupuesto familiar. Lo que al inicio se veía como un “ahorro” termina siendo un gasto mayor. Y lo más preocupante es que este incremento no depende de la voluntad del consumidor ni del banco, sino de factores macroeconómicos fuera de su control: tasas de interés en Estados Unidos, políticas cambiarias, comercio internacional y hasta la incertidumbre política global.

El riesgo a largo plazo

Históricamente, el dólar en la República Dominicana tiene una tendencia alcista. Aunque pueda haber periodos de relativa estabilidad, es poco probable que vuelva a niveles de hace una década. Esto significa que una deuda a 5, 10 o 20 años en dólares implica convivir permanentemente con la amenaza de cuotas cada vez más altas en pesos.

El riesgo es mayor en hipotecas, que son compromisos de largo plazo. También en tarjetas de crédito internacionales, usadas para gastos cotidianos, donde la ilusión de “comprar barato” puede llevar a un sobreendeudamiento muy costoso al convertir esas compras a pesos.

 

 Estrategias para mitigar el impacto

La buena noticia es que existen medidas para reducir este riesgo:

  1. Ahorrar en dólares: destinar parte de los ingresos a una cuenta en dólares permite crear un colchón para cubrir cuotas futuras.
  2. Generar ingresos en dólares: trabajos remotos, exportación de servicios, pequeños negocios digitales o incluso recibir pagos en esta moneda pueden equilibrar la balanza.
  3. Evitar nuevas deudas en dólares si tus ingresos no están dolarizados. No importa lo atractiva que parezca la oferta: es un riesgo latente.

Financiarse en dólares no es malo en sí mismo. De hecho, para quienes generan ingresos en esa moneda puede ser una estrategia lógica y hasta ventajosa. El verdadero problema surge cuando se desconecta el ingreso de la deuda: vivir en pesos y pagar en dólares es un juego peligroso en una economía donde la devaluación es recurrente.

La enseñanza es clara: antes de firmar cualquier contrato de préstamo, pregúntate en qué moneda realmente vives. Porque, al final, no es el banco ni el mercado los que cargan con el impacto de un dólar alto… eres tú y tu presupuesto mensual.

En tiempos de incertidumbre cambiaria, la mejor defensa no es buscar el financiamiento más barato, sino el más sostenible. Porque lo barato en dólares puede salir muy caro en pesos.