Abusos sexuales en RD: ¿Qué estamos normalizando en nuestra crianza y sociedad?
Los abusos a menores, adolescentes y jóvenes, que con dolor seguimos conociendo en la actualidad, nos dejan una gran interrogante: ¿qué estamos normalizando en nuestra crianza y en nuestra sociedad?
Por Julissa Martínez
Los recientes casos de abusos sexuales ponen sobre la mesa varias interrogantes: la joven de 21 años en Villa Gonzales, el de la menor en San Francisco de Macorís y el de la mujer que se aprovecho de su sobrina, situación que llevo a su madre a terminar con la vida de ambas. nos deja la interrogante de qué estamos haciendo como sociedad para que esto sea tan frecuente.
Los abusos a menores, adolescentes y jóvenes, que con dolor seguimos conociendo en la actualidad, nos dejan una gran interrogante: ¿qué estamos normalizando en nuestra crianza y en nuestra sociedad?
Cada caso estremecedor, como el de la tía a su sobrina, los seis hombres en Villa González, nos obliga a detenernos y reflexionar. ¿Qué valores estamos transmitiendo? ¿Qué mensajes implícitos están recibiendo nuestros hijos e hijas sobre el respeto, la dignidad y el cuidado del otro?
La crudeza de estos hechos revela una falla profunda en la formación que brindamos en los hogares, en las escuelas y en los espacios comunitarios. La crianza no puede reducirse a proveer techo y alimento: educar es sembrar conciencia, es enseñar que el cuerpo propio y el ajeno son sagrados, que el consentimiento es innegociable, que el respeto no es opcional.
Nuestra sociedad necesita con urgencia replantear sus prioridades. No basta con indignarnos ante cada caso. Se requiere fortalecer la educación sexual integral desde temprana edad, apoyar a las familias en su rol formador y, sobre todo, romper con la cultura del silencio y la complicidad que muchas veces protege al agresor y revictimiza a la víctima.
Este es un llamado a la evaluación colectiva: la crianza que estamos dando está en juego con cada acto de violencia sexual. El futuro de nuestros niños y jóvenes depende de que hoy nos atrevamos a educar con valores sólidos, con amor y con límites claros. De lo contrario, seguiremos lamentando tragedias que pudieron prevenirse.