Octubre marca un nuevo tiempo para el cooperativismo dominicano
En el mundo, el cooperativismo se reafirma como un movimiento global de inclusión y sostenibilidad. La Alianza Cooperativa Internacional trabaja en fortalecer la identidad cooperativa, la igualdad de …
Octubre no es un mes cualquiera para la República Dominicana. En este mes celebramos el Día Nacional del Cooperativismo, recientemente reconocido por el Congreso en la fecha del 25 de octubre, un símbolo que recuerda que nuestra primera cooperativa fue fundada un 1 de octubre de 1946. Es, por tanto, tiempo de honrar una historia de compromiso social y mirar de frente los retos que nos impone el presente.
En el mundo, el cooperativismo se reafirma como un movimiento global de inclusión y sostenibilidad. La Alianza Cooperativa Internacional trabaja en fortalecer la identidad cooperativa, la igualdad de género, la participación juvenil y la sostenibilidad alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Consejo Mundial de Cooperativas de Ahorro y Crédito, por su parte, nos recuerda que el lema de este año es “Cooperation for a Prosperous World”, subrayando la necesidad de buen gobierno, inclusión financiera y regulaciones proporcionales que no asfixien nuestra esencia comunitaria.
El más reciente informe del Fondo Monetario Internacional sobre la República Dominicana proyecta un crecimiento cercano al 3% en 2025, con inflación anclada en torno a la meta y un sistema bancario resiliente. Sin embargo, advierte sobre vulnerabilidades externas y los efectos de desastres naturales.
Entre sus recomendaciones, señala con claridad la importancia de aprobar la nueva ley de cooperativas de ahorro y crédito, lo que fortalecería la supervisión, la gestión de riesgos y el cumplimiento de normas contra el lavado de activos y financiamiento del terrorismo. La lectura es clara: el sector cooperativo no puede escapar al llamado de la modernidad. El mundo financiero ya se mueve bajo estándares internacionales y nos toca elevar la vara sin perder el alma de nuestro modelo.
Los expertos coinciden en que las cooperativas deben reforzar su gobernanza, la transparencia en los procesos internos y la capacidad de adaptación tecnológica. La digitalización es un imperativo: servicios móviles, seguridad cibernética, analítica de datos y productos financieros más simples, accesibles y cercanos a las nuevas generaciones. La resiliencia también será fundamental, con seguros inclusivos y fondos de contingencia frente a los riesgos climáticos que amenazan nuestra economía. Y en medio de este panorama, la competencia con las fintechs y neobancos nos exige ser más ágiles, más humanos y más claros en nuestras propuestas de valor.
Hoy más que nunca necesitamos que la juventud dominicana abrace el cooperativismo no como una herencia del pasado, sino como un proyecto de futuro. El movimiento cooperativo no sobrevivirá si se limita a recordar glorias pasadas: requiere la innovación, el liderazgo y la energía de nuevas generaciones.
Octubre nos invita a reflexionar. El cooperativismo dominicano se encuentra en una encrucijada histórica. Entre la presión regulatoria del FMI, la competencia tecnológica y las demandas sociales, debemos decidir si seremos meros espectadores de la transformación financiera o protagonistas de un modelo humano, solidario y eficiente. Que este mes no sea solo de celebraciones, sino de compromisos renovados. Y que la juventud tome la antorcha, porque el cooperativismo dominicano necesita líderes que lo conduzcan al futuro con identidad, transparencia y visión de prosperidad compartida.