El favor que puede salirte caro: prestar tus comprobantes fiscales o tu verifone es una mala práctica
Meses después, cuando presentas tu IR-1 o tu IR-2, esos RD$100,000 aparecen como ingresos tuyos. Si ya estabas cerca del límite de exención, esa operación puede hacerte tributar un 15% o 20% adicional…
En República Dominicana, somos solidarios por naturaleza. Cuando un amigo o familiar nos pide “un favorcito” para poder facturar o cobrar por un trabajo, la mayoría no lo piensa dos veces. “Pásame tu comprobante”, “déjame procesar por tu verifone”, “usa tu RNC que tú estás al día”… son frases que se escuchan a diario. Pero lo que parece un gesto de ayuda puede convertirse en una complicación tributaria seria, y en algunos casos, en una deuda con la DGII que no te corresponde.
El origen del problema
Cuando prestas tus comprobantes fiscales o permites que un tercero cobre a través de tu verifone, estás autorizando que una transacción ajena se registre bajo tu número de RNC o cédula. En la práctica, eso significa que la DGII entiende que tú generaste ese ingreso, aunque el dinero haya terminado en la cuenta de otra persona.
El resultado es que el monto total de esa operación se suma a tus ingresos declarados. Y si esos ingresos ficticios te colocan por encima del umbral de exención contributiva o alteran tu base imponible, terminas pagando impuestos que no te corresponden.
Un ejemplo muy común
Imaginemos que un amigo vende un servicio de diseño por RD$100,000, pero no tiene RNC ni comprobante fiscal. Te pide que factures tú para que su cliente pueda registrar el gasto. Él recibe el dinero, pero la factura sale a tu nombre.
Meses después, cuando presentas tu IR-1 o tu IR-2, esos RD$100,000 aparecen como ingresos tuyos. Si ya estabas cerca del límite de exención, esa operación puede hacerte tributar un 15% o 20% adicional.
Y cuando la DGII cruce la información, los números simplemente no cuadran: hay ingresos registrados que no tienen respaldo de gastos o depósitos en tus cuentas.
Por qué esto es más serio de lo que parece
Más allá del impuesto adicional, el problema es que estás alterando tu perfil fiscal. Para la DGII, proyectas una actividad económica que no existe, lo que puede:
- Aumentar tus obligaciones tributarias (como el anticipo o el ITBIS).
- Activar requerimientos o auditorías.
- Dañar tu historial ante futuras revisiones o solicitudes de crédito.
- Generar sanciones si se interpreta como simulación o evasión indirecta.
Además, si el tercero que usó tus comprobantes incurre en algún incumplimiento —como no pagar ITBIS, emitir notas de crédito falsas o estar vinculado a operaciones observadas— tú también podrías ser objeto de investigación.
Cómo evitar caer en esta trampa fiscal
- No prestes tu RNC ni tus comprobantes bajo ninguna circunstancia. Es como prestar tu identidad financiera.
- No proceses pagos ajenos por tu verifone. Todo ingreso que pase por tus terminales o cuentas se asume como tuyo.
- Educa a tus allegados: si no están formalizados, anímalos a registrarse en la DGII como personas físicas con actividad comercial o a acogerse al RST.
- Revisa tus reportes mensuales: si detectas facturas o ingresos que no reconoces, comunícalo inmediatamente a tu contador o asesora tributaria.
- Formaliza tus operaciones: emitir comprobantes solo por transacciones reales te protege y demuestra transparencia ante el fisco.
Ayudar a un amigo nunca debe costarte dinero ni credibilidad fiscal. En el ecosistema tributario actual, donde la DGII cruza información digital en tiempo real, cada comprobante y cada verifone deja una huella.
La buena intención no te exime de responsabilidad. Por eso, antes de “hacer el favor”, recuerda: la DGII no sabe de amistad; solo ve números. Y esos números pueden convertir un gesto inocente en una obligación que no te corresponde pagar.
En finanzas y en impuestos, la solidaridad no debe confundirse con imprudencia.