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Economía

Ingresos e interrupciones: cómo proteger tu economía cuando el clima golpea

En medio de la urgencia, el crédito puede parecer una salida rápida, pero también puede convertirse en una trampa. Tomar un préstamo o usar la tarjeta puede ser razonable si existe un plan claro de pa…

Nicole Paola Rodríguez Peralta • October 22, 2025 6:00 pm
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Las lluvias provocadas por el huracán Melissa nos han recordado lo vulnerables que podemos ser, no solo frente a la naturaleza, sino también en el plano financiero. Cuando el país se paraliza, los negocios cierran y los desplazamientos se hacen imposibles, muchas familias se enfrentan a un escenario preocupante: los ingresos se detienen, pero los gastos no.

En República Dominicana, donde una gran parte de la población vive del día a día, una interrupción de apenas una semana puede desorganizar por completo el presupuesto familiar. La estabilidad económica depende tanto de la productividad como de la capacidad de anticipar imprevistos. Y ahí es donde entra la verdadera inteligencia financiera: prepararse antes de que llegue la tormenta.

El primer paso es reconocer el riesgo de interrupción de ingresos. Un fenómeno climático puede detener operaciones, suspender servicios o limitar la movilidad, afectando desde empleados hasta pequeños comerciantes. En estos casos, quien no cuenta con un fondo de emergencia o un colchón financiero se ve forzado a endeudarse o a incumplir compromisos. La prevención, más que un lujo, es una estrategia de supervivencia económica.

Durante la temporada ciclónica conviene reforzar ese fondo de emergencia, aunque sea con pequeñas aportaciones semanales. Ahorrar un porcentaje adicional o separar parte del ingreso en efectivo ayuda a cubrir imprevistos y garantiza liquidez en caso de cortes eléctricos o fallos bancarios. La clave está en planificar con calma, no en reaccionar bajo presión.

Otra herramienta fundamental es la diversificación. Depender de una sola fuente de ingreso es como poner todos los huevos en una canasta que puede romperse con el primer aguacero. Desarrollar habilidades complementarias, ofrecer servicios digitales o crear una actividad secundaria puede representar una diferencia enorme en tiempos de crisis. No se trata de trabajar más, sino de diseñar un plan “B” que te permita seguir generando ingresos, aun cuando lo principal se detenga.

En medio de la urgencia, el crédito puede parecer una salida rápida, pero también puede convertirse en una trampa. Tomar un préstamo o usar la tarjeta puede ser razonable si existe un plan claro de pago y se utiliza para proteger el flujo de caja. Sin embargo, endeudarse para cubrir gastos innecesarios o para mantener un estilo de vida insostenible es abrir la puerta a una segunda tormenta: la financiera.

Finalmente, revisar el presupuesto antes de que llegue el mal tiempo es una práctica saludable. Prioriza los gastos esenciales, reduce compromisos no urgentes y deja espacio para lo realmente importante: la estabilidad. Tener claridad sobre cuánto necesitas para vivir, qué puedes postergar y cuánto puedes ahorrar te dará una sensación de control incluso cuando el entorno parezca caótico.

El riesgo climático lo vivimos todos, pero gestionarlo desde las finanzas personales nos da poder. No podemos controlar la intensidad de las lluvias, pero sí podemos decidir cómo administramos nuestros recursos cuando el cielo se nubla.

Porque la verdadera resiliencia no solo se construye con techos fuertes, sino con finanzas firmes.