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Economía

Tres acciones imprescindibles para cerrar el 2025 con estabilidad financiera y comenzar el 2026 con mayor control

Al realizar este diagnóstico, el consumidor no solo identifica fugas, sino que también recupera capacidad de decisión. La intención no es eliminar el disfrute, sino establecer prioridades claras y red…

Nicole Paola Rodríguez Peralta • December 5, 2025 7:00 pm
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El primer paso hacia una mejor salud financiera consiste en identificar con exactitud los patrones de gasto que pasan inadvertidos. Aunque la mayoría cree tener una idea general de cómo distribuye su dinero, en la práctica existe una brecha considerable entre percepción y realidad. En diciembre, esa brecha se amplía: los consumos pequeños se multiplican, surgen compras impulsivas y aumenta la presión por cumplir compromisos sociales, aun cuando superan la capacidad real del bolsillo.

Los llamados gastos drenadores son consumos repetitivos de bajo monto que, individualmente, parecen irrelevantes, pero acumulados generan una fuga significativa de recursos. En la realidad dominicana, estos drenadores suelen manifestarse en hábitos cotidianos: compras improvisadas en colmados, servicios de delivery que sustituyen comidas planificadas, recargas telefónicas constantes, transporte por aplicaciones cuando pudo planificarse una alternativa más económica, y suscripciones digitales que continúan cobrando aunque ya no se utilicen.

Más allá de su valor monetario, el efecto más perjudicial de estos drenadores es que evitan la construcción de liquidez, limitan la capacidad de ahorro y crean la sensación de que “el dinero no rinde”, cuando en realidad se está dispersando en decisiones automáticas. Identificarlos exige un proceso breve, pero intencional. Se recomienda revisar los movimientos bancarios de las últimas cuatro semanas o realizar un registro exhaustivo durante siete días, anotando cada gasto, por mínimo que sea. Este ejercicio, aunque simple, suele revelar patrones que el consumidor no había notado.

Para analizar los drenadores con claridad, pueden clasificarse en tres categorías:

  • Prescindibles: gastos que no aportan valor real y pueden eliminarse sin afectar la calidad de vida.
  • Reducibles: aquellos que pueden mantenerse, pero con menor frecuencia o un monto más controlado.
  • Sustituibles: consumos que pueden reemplazarse por alternativas más económicas o eficientes, como cocinar en casa, planificar las compras o compartir transporte.

Al realizar este diagnóstico, el consumidor no solo identifica fugas, sino que también recupera capacidad de decisión. La intención no es eliminar el disfrute, sino establecer prioridades claras y redistribuir los recursos de forma que apoyen metas más relevantes para el 2026. Esta práctica se convierte en la base de una gestión financiera más consciente, al permitir que cada peso tenga un propósito.

En un año donde el costo de vida ha continuado aumentando, los ingresos se han visto presionados y el crédito informal sigue captando a gran parte de la población, identificar estos drenadores no es un ejercicio opcional: es una herramienta de protección financiera. Reducir gastos hormiga libera recursos que pueden destinarse a ahorro de emergencia, amortización de deudas o planificación de metas familiares, y evita que enero llegue con el estrés típico de compromisos acumulados.