HOPE/HELP: La pieza que falta para asegurar la estabilidad del Caribe
Haití enfrenta una crisis multidimensional marcada por violencia extrema, colapso institucional y un éxodo masivo. Ante esto, Estados Unidos ha centrado sus esfuerzos en seguridad y asistencia humanit…

La seguridad del Caribe no se alcanzará únicamente con presencia militar o ayudas puntuales. Existe un elemento más sencillo, pero mucho más poderoso: empleo. Empleo digno, estable y que permita arraigo. Esa es la pieza que falta.
Haití enfrenta una crisis multidimensional marcada por violencia extrema, colapso institucional y un éxodo masivo. Ante esto, Estados Unidos ha centrado sus esfuerzos en seguridad y asistencia humanitaria. Sin embargo, hay un componente esencial que no puede quedar fuera: la renovación y ampliación de los programas HOPE/HELP, fundamentales para sostener los enclaves industriales que generan decenas de miles de empleos formales en Haití.
Estos programas otorgan acceso preferencial al mercado estadounidense para productos textiles y de manufactura ligera provenientes de Haití. Gracias a ellos, parques industriales como CODEVI, en la zona fronteriza norte, y Caracol, en el noreste del país, han mantenido operaciones que permiten a más de 60,000 haitianos acceder a un salario, alimentación diaria y un entorno seguro, incluso en medio del caos que afecta a otras regiones. Son enclaves funcionales que prueban que sí existe esperanza cuando se combinan reglas claras, inversión privada y una mínima red de protección.
Además, CODEVI y Caracol han evitado un colapso aún mayor en términos migratorios: cada empleo preservado o creado en Haití es una presión menos en la frontera dominicana, una persona menos arriesgándose en una embarcación hacia Estados Unidos y una historia menos de desesperación. Son verdaderos muros de contención social, más efectivos que cualquier valla física o militar.
A esto se suma un factor geopolítico clave. La cadena de suministros que conecta al Caribe con Estados Unidos, especialmente tras la pandemia, exige diversificación, cercanía y estabilidad. El Caribe puede convertirse en un socio estratégico si se fortalece su papel como plataforma industrial y destino de nearshoring.
En este escenario crítico, la República Dominicana juega un rol decisivo. El presidente dominicano, a través del reciente acercamiento diplomático y el respaldo al programa de seguridad regional liderado por Estados Unidos, ha logrado posicionar que renovar HOPE/HELP no es solo una necesidad haitiana: es una herramienta concreta para construir paz, orden y desarrollo en todo el Caribe.
La reciente visita del Secretario de Defensa de Estados Unidos, junto con el liderazgo activo de la embajadora Leah Campos en temas regionales, confirma que este es el momento diplomático oportuno. Renovar HOPE/HELP con el apoyo de los principales socios regionales enviaría una señal firme de compromiso con la estabilidad hemisférica y con soluciones estructurales que superen el asistencialismo.
Washington tiene ahora la decisión en sus manos. No renovar HOPE/HELP significaría cierres progresivos de empresas, pérdida masiva de empleos, colapso de comunidades frágiles y un incremento inevitable de la migración irregular. Sería un retroceso evitable.
Por el contrario, extender estos programas durante al menos diez años más —con mejoras en monitoreo, transparencia e incentivos— permitiría ampliar su impacto, atraer nuevas inversiones y consolidar una red de seguridad productiva que beneficie a Haití, fortalezca la frontera dominicana y sirva a los intereses estratégicos de Estados Unidos en el continente.
Apostar por HOPE/HELP no es una concesión. Es una inversión en estabilidad. Y quizás sea la pieza más importante para completar el rompecabezas del Caribe.









