Marbete, doble sueldo, bonos y seguros ¿Cómo cubrir los gastos de fin de año sin descuadrar tu negocio?
En cuanto a bonos y gratificaciones, es clave que la MIPYME cuente con una política clara, alineada a su capacidad financiera. Los incentivos mal planificados pueden generar tensiones internas y compr…

El cierre de año suele ser uno de los periodos más exigentes para la liquidez de las MIPYMES. Marbete de vehículos, doble sueldo, bonificaciones al personal, renovaciones de seguros y otros compromisos administrativos se concentran en pocos meses, generando una presión considerable sobre el flujo de caja.
Paradójicamente, la mayoría de estos gastos se catalogan como “extraordinarios”, cuando en realidad son completamente previsibles. El problema no es su existencia, sino la falta de planificación con la que se enfrentan.
Una gestión financiera saludable parte de reconocer que estos pagos forman parte del ciclo normal del negocio. Por ello, la herramienta más efectiva es la creación de un fondo de gastos extraordinarios, separado de la cuenta operativa. Este fondo debe alimentarse de manera mensual, dividiendo el monto total estimado entre los doce meses del año.
El marbete vehicular, por ejemplo, no debería financiarse con el efectivo del mes en que vence. Lo mismo ocurre con el doble sueldo, que constituye una obligación laboral conocida desde enero. Cuando estos pagos se improvisan, el negocio suele recurrir a créditos de corto plazo o sacrifica capital de trabajo.
Las renovaciones de seguros merecen una mención especial. Muchas empresas pagan pólizas de forma automática sin revisarlas. El cierre de año es un buen momento para evaluar coberturas, negociar condiciones, fraccionar pagos o eliminar protecciones que ya no responden a la realidad del negocio.
En cuanto a bonos y gratificaciones, es clave que la MIPYME cuente con una política clara, alineada a su capacidad financiera. Los incentivos mal planificados pueden generar tensiones internas y comprometer la estabilidad económica del negocio.
Si el cierre de año encuentra a la empresa sin provisiones suficientes, aún es posible mitigar el impacto mediante priorización, negociación con proveedores y escalonamiento de pagos. Lo importante es evitar decisiones impulsivas que comprometan la operatividad futura.
Una empresa financieramente madura no elimina los gastos de fin de año; los anticipa y los absorbe sin trauma. La estabilidad no se construye en los meses de abundancia, sino en la forma en que se gestionan los picos de gasto.









