El Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó sus principales objetivos y lineamientos institucionales de cara a 2026, con énfasis en la continuidad del proceso de desinflación, la estabilidad financiera y el fortalecimiento de las reservas internacionales. Así lo detalla el documento Objetivos y Planes, que establece la estrategia de la entidad para el próximo año, enmarcada en el nuevo esquema cambiario y monetario.
Según el organismo, los pilares de esta etapa serán la remonetización de la economía, la credibilidad institucional, la flexibilidad cambiaria y una menor presión fiscal, con el objetivo de avanzar hacia una economía más estable, inclusiva y con mayor actividad productiva.
De cara a 2026, el BCRA buscará consolidar los avances logrados desde 2024, con foco en la coordinación fiscal con el Tesoro Nacional, la eliminación de los pasivos remunerados y la normalización de la liquidez monetaria. La autoridad monetaria considera que el contexto actual permite ampliar el horizonte de planificación macroeconómica, apuntando a un equilibrio monetario que contribuya a reducir la inflación y fortalecer el balance externo mediante la acumulación sostenida de reservas.
En materia de política monetaria, el Banco Central mantendrá una orientación contractiva, asignando un rol central al control de los agregados monetarios. La oferta de dinero acompañará de manera gradual la recuperación de la demanda, dentro de límites compatibles con la estabilidad de precios. En ese marco, a partir del 1 de enero de 2026 se implementará un programa preanunciado de compras de reservas internacionales, diseñado para apoyar la remonetización sin expandir la base monetaria de forma desalineada con los objetivos inflacionarios.
La entidad precisó que, mientras la inflación local se mantenga por encima de la internacional, continuará aplicándose una política contractiva, utilizando instrumentos tradicionales como operaciones de mercado abierto y repos, con tasas de referencia alineadas al mercado secundario de LECAPs. Asimismo, el BCRA retomará la publicación trimestral del Informe de Política Monetaria, como parte de su compromiso con la transparencia.
En cuanto a la política de encajes bancarios, el Central avanzará con su normalización, teniendo en cuenta su impacto sobre la intermediación financiera y el equilibrio monetario. Cualquier ajuste, señalaron, será consistente con la estabilidad de precios y la recuperación del crédito.
Respecto al frente externo, se mantendrá un esquema de compras programadas de divisas en el mercado cambiario, con una participación inicial del 5 % del volumen diario operado, en línea con el crecimiento de la demanda de dinero. En escenarios de volatilidad, el organismo prevé la posibilidad de realizar compras en bloque para contribuir a la estabilidad del mercado.
El comunicado oficial subraya además la importancia de recuperar el acceso a los mercados internacionales de deuda para refinanciar los vencimientos del Tesoro Nacional, junto con un mayor financiamiento externo para el sector privado. Este proceso permitiría que las compras de divisas se traduzcan en un aumento efectivo del stock de reservas internacionales, sin necesidad de destinarlas al pago de capital e intereses.
En cuanto al régimen cambiario, el BCRA mantendrá en 2026 el esquema de flotación dentro de bandas móviles. A partir de enero, los límites de dichas bandas se ajustarán mensualmente en función del último dato de inflación informado por el Indec, con un rezago de dos meses. Este mecanismo buscará amortiguar movimientos bruscos del tipo de cambio, con posibilidad de intervención en los extremos si las condiciones lo ameritan.
Finalmente, la entidad destacó que el sistema financiero argentino llega a 2026 con indicadores sólidos de solvencia, liquidez y capitalización. Se resalta la duplicación del crédito al sector privado respecto de los mínimos registrados en 2024 y un crecimiento interanual del 63,4 % en el saldo real de préstamos al cierre del tercer trimestre de 2025. El crédito hipotecario también muestra una tendencia creciente, con alrededor de 172.000 deudores registrados a septiembre de este año.