Artista nigeriano usa cucharas viejas para hacer grandes obras de arte
Cada vez que el artista nigeriano Akporo Akporode Collins, de 38 años, decide empezar un nuevo proyecto tiene un gran reto por delante: convertir un montón de piezas de cubertería desechadas, sobre todo cucharas y tenedores, en una obra de arte.
Nigeria (EFE).- Cada vez que el artista nigeriano Akporo Akporode Collins, de 38 años, decide empezar un nuevo proyecto tiene un gran reto por delante: convertir un montón de piezas de cubertería desechadas, sobre todo cucharas y tenedores, en una obra de arte.
En su estudio en Ajah, un barrio que acoge a una buena parte de la comunidad artística y creativa de Lagos, la ciudad más poblada de Nigeria y su capital comercial, Collins trabaja sin parar para formar figuras humanas, animales o formas abstractas con los cubiertos que ha recogido.
En una urbe como Lagos, con 15 millones de habitantes y 15.000 toneladas de desechos sólidos generados cada día, Collins usa su arte para promover la sostenibilidad ambiental.
“Obtengo la mayor parte de mis materiales de los desperdicios y es interesante y gratificante usar cosas que la gente ha condenado a la basura para, con ellas, crear cosas diferentes. Además, así también estoy ayudando al medio ambiente”, dice este artista a EFE desde su estudio, rodeado de chatarra por todas partes.
Collins empezó a trabajar con cubiertos viejos hace diez años, cuando aún estudiaba en una universidad politécnica del estado nigeriano de Edo, en el centro-oeste del país.
“Todo empezó en 2012, durante mi último año en la universidad. Teníamos una asignatura sobre construcción con metales y nos pidieron como un requisito investigar y explorar cómo hacer esculturas con materiales reciclados”, dice.
“Así hice mi primer trabajo con doce docenas de cucharas, todas ellas extraídas de la basura… Y entonces me embarqué en este viaje interminable”, añade.
Una fama internacional
Collins ha evolucionado mucho durante estos años.
Al principio, señala, sólo creaba figuras de aves, pero con el paso del tiempo empezó a trabajar otro tipo de temas.
Dos obras todavía en construcción -un elefante enorme, de más de tres metros de alto, y un rinoceronte enorme de una altura similar- pueden verse en su estudio de Ajah.
Collins las señala y dice que todavía puede tardar más de dos meses en completas esas esculturas.
El artista ha tenido tanto éxito que sus obras se han exhibido en muchas partes del mundo, como Arabia Saudí, Estados Unidos o los Emiratos Árabes Unidos.
De hecho, según él, más de la mitad de sus clientes son extranjeros que nunca ha conocido en persona, sino que muestran interés en sus obras a través de las redes sociales.
Ninguna de sus esculturas cuestan menos de 5.000 dólares.
“Mis obras tienen mucha demanda -reflexiona-. Creo que la gente las aprecia sobre todo porque son únicas”.
“¡Puedes intentar copiarme, pero nunca podrás copiarme bien a menos que estés tan loco como yo!”, bromea.
A este artista nigeriano le gustan todos los apodos que ha recibido gracias a sus trabajos: “El señor Cuchara”, “La cuchara escultora”… pero él insiste en que hace mucho más que esculpir obras.
“Sí, la gente me llama así por cómo ven mis obras. Pero hago mucho más que trabajar con cucharas. Dibujo, pinto y hago de todo… ¡como Pablo Picasso!”, concluye con una gran sonrisa en su rostro. EFE