El pepino es una de las hortalizas básicas de la dieta mediterránea, aunque su cultivo es originario de La India hace más de 3.000 años. Se incluye en multitud de recetas tradicionales de la gastronomía española, desde el pisto hasta el gazpacho pasando por un sofrito. Además de los beneficios de su ingesta, es un aliado para la piel -quien no ha utilizado alguna vez rodajas de pepino para reducir ojeras y bolsas de los ojos-. Lo cierto es que contiene una gran cantidad de nutrientes, desde vitaminas del grupo B hasta minerales como el ácido fólico, calcio, hierro o magnesio. 

En tan consumido en todo el mundo -ocupa la cuarta posición en el ranking de verduras-, que en los dos últimos años su producción mundial ha batido récords, ante el crecimiento exponencial de la demanda. Se puede consumir durante todo el año gracias a la disponibilidad que existe, aunque la temporada tiene lugar entre abril y octubre.

•  Calorías 11,73
•  Carbohidratos: 1,90 g
•  Proteínas: 0,6 g
•  Grasas: 0,2 g
•  Fibra: 0,7 g
•  Agua: 96,7 g
•  Potasio: 136 mg
•  Magnesio: 12 mg
•  Calcio: 14 mg
•  Fósforo: 21 mg
•  Silicio: 5 mg
•  Hierro: 0,22 mg
•  Cobre: 71 mcg
•  Manganeso: 73 mcg
•  Vitamina A: 4 mcg
•  Vitamina B1: 0,03 mg
•  Vitamina B2: 0,03 mg
•  Vitamina B3: 0,04 mg
•  Vitamina B5: 0,24 mg
•  Ácido fólico: 14 mcg
•  Vitamina C: 3,2 mg

Su uso está muy asociado al verano, entre otros aspectos por su poder hidratante, aunque también se incluye en otros platos como ensaladas o purés que se consumen también en invierno. Precisamente en las cremas y sopas frías es un alimento muy versátil, pues permite combinaciones con otros alimentos como el yogur, el aguacate, la albahaca o frutas como la sandía o la manzana.