El James Webb capta una increíble formación de estrellas jóvenes en la Pequeña Nube de Magallanes
La NASA informó este miércoles que la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam), que está instalada en el telescopio espacial James Webb, capó una imagen nítida del cúmulo estelar joven más masivo de la Pequeña Nube de Magallanes, ubicada a 210.000 años luz de distancia de Tierra, en la constelación Tucana.
La NASA informó este miércoles que la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam), que está instalada en el telescopio espacial James Webb, capó una imagen nítida del cúmulo estelar joven más masivo de la Pequeña Nube de Magallanes, ubicada a 210.000 años luz de distancia de Tierra, en la constelación Tucana.
El cúmulo, identificado como NGC 346, está incrustado en la región de formación estelar más grande de esta galaxia enana cercana a la Vía Láctea. Según la agencia espacial estadounidense, la Pequeña Nube de Magallanes está compuesta por bajas concentraciones de elementos denominados como ‘metales’, que en comparación con los que se encuentran habitualmente en nuestra galaxia son más pesados que el hidrógeno y el helio.
En esta nueva investigación, los científicos esperaban encontrar polvo estelar en pequeñas cantidades, ya que sus partículas están compuestas principalmente de estos metales. Sin embargo, se descubrió una mayor concentración de polvo cósmico e hidrógeno en la nube molecular de la región de formación estelar de la Pequeña Nube de Magallanes.
Los astrónomos explicaron que el efecto del viento y la radiación provocó que miles de estrellas empezaran a crecer dentro de la oscura, densa y fría nube de gas. Asimismo, subrayaron que estos cuerpos celestes tienen entre 3 y 5 millones de años, por lo que se considera que son jóvenes en comparación con los 4.500 millones de años del Sol.
Debido a la aparición de esta enorme población estelar, la nube comenzó a brillar, por lo que fue visible para los dispositivos espaciales de observación. Los investigadores comentaron que las estrellas en proceso de formación, conocidas como protoestrellas, pueden aparecer en forma de cintas en las imágenes obtenidas por el James Webb. Esto se debe al gas y polvo que se acumula en la nube molecular circundante.
Al mismo tiempo, este material se almacena en un disco de acreción que alimentará gradualmente a la protoestrella central. Los especialistas afirmaron que se detectó gas alrededor de las estrellas en formación, las cuales se esparcen dentro del cúmulo. No obstante, las recientes observaciones realizadas con la NIRCam demostraron que también había polvo en sus discos de acreción.
El grupo científico expresó que tratarán de comparar los mecanismos de crecimiento de las protoestrellas de la galaxia satélite con los de la Vía Láctea. También señaló que esperan que con los datos del telescopio James Webb se obtenga nueva información sobre cómo el polvo y el gas se acumula en las estrellas en formación individuales, así como el entorno que las rodea.
Por último, los instrumentos infrarrojos empleados en estudios anteriores se habían enfocado en protoestrellas cuyas masas eran entre 5 y 8 veces más grandes que la del astro rey. Pero en esta ocasión, una investigadora del Centro de Tecnología de Astronomía del Reino Unido, Olivia Jones, reiteró que con el James Webb se pueden investigar “protoestrellas de peso más ligero, tan pequeñas como una décima parte de nuestro Sol, para ver si su proceso de formación se ve afectado por el menor contenido de metal”.