El riesgo invisible de ser un proveedor informal: lo que muchos desconocen sobre la DGII y los gastos reportados bajo tu cédula
El problema no es la venta, sino la falta de control sobre cómo las empresas utilizan tus datos fiscales. La empresa cumple con su obligación (registrar el gasto), pero tú quedas expuesto ante la DGII…
En República Dominicana, muchos ciudadanos ofrecen bienes o servicios de manera ocasional sin inscribirse formalmente como contribuyentes. Desde el punto de vista del sentido común, esto parece inofensivo: “solo vendí un artículo”, “solo hice ese trabajo una vez”. Sin embargo, desde la óptica fiscal, esa transacción puede generar consecuencias importantes si la empresa compradora decide registrar ese gasto ante la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
Cuando la empresa “te reporta” sin que lo sepas
Toda empresa que busca optimizar sus impuestos tiene derecho a registrar como gasto deducible los pagos que realiza por servicios o compras. Para hacerlo correctamente, necesita un comprobante fiscal válido. Pero cuando el proveedor no tiene RNC ni emite factura con Número de Comprobante Fiscal (NCF), algunas empresas optan por reportar el gasto bajo la cédula del proveedor informal.
En términos prácticos, esto significa que la DGII registra en su base de datos que esa persona física obtuvo ingresos por concepto de venta de bienes o servicios. Es decir, el fisco entiende que tú generaste ingresos y, por tanto, deberías haberlos declarado. Aunque nunca hayas emitido una factura ni considerado eso una actividad económica formal, el registro queda y puede afectar tu historial tributario.
El punto crítico: superar la exención contributiva
En República Dominicana, las personas físicas tienen derecho a una exención contributiva anual, que actualmente asciende a RD$416,220.00 (según las tablas del Impuesto sobre la Renta para asalariados y personas físicas no registradas). Si los ingresos que se reportan bajo tu cédula exceden ese monto en un año fiscal, la DGII podría considerarte un contribuyente con rentas no declaradas.
A partir de ahí, pueden surgir tres escenarios:
- Notificación formal: La DGII puede enviarte una comunicación requiriendo que justifiques los ingresos reportados a tu nombre.
- Cruce de información: Si detectan que no has declarado esos montos en tu IR-1 o en otra declaración, podrían interpretar que existe una evasión tributaria.
- Requerimiento de regularización: En algunos casos, se te solicitará registrarte como persona física con actividad comercial, declarar tus ingresos y pagar el impuesto correspondiente, además de posibles recargos e intereses.
El problema de fondo: informalidad y desconocimiento
Esta situación se da con frecuencia entre profesionales independientes, suplidores ocasionales o personas que venden productos de manera esporádica. Un diseñador que emite un arte, un mecánico que repara un vehículo a una empresa o una persona que alquila un local por unos meses. Ninguno se considera “negocio formal”, pero todos generan una transacción que, si la empresa la reporta, queda trazada en el sistema tributario.
El problema no es la venta, sino la falta de control sobre cómo las empresas utilizan tus datos fiscales. La empresa cumple con su obligación (registrar el gasto), pero tú quedas expuesto ante la DGII como alguien que generó ingresos no reportados.
Cómo evitar complicaciones
- Formalízate: Si prestas servicios o vendes bienes con cierta frecuencia, inscríbete en la DGII como persona física con actividad comercial. Esto te permitirá emitir NCF válidos y controlar tus ingresos reportados.
- Exige transparencia: Si una empresa te compra o contrata, pregunta cómo reportarán ese gasto. No entregues tu cédula sin entender el propósito.
- Monitorea tu perfil tributario: En el portal de la DGII puedes consultar si existen reportes de ingresos o gastos asociados a tu número de cédula.
- Declara o justifica: Si recibes una notificación, no la ignores. Regularizar tu situación a tiempo evita multas, recargos y complicaciones legales.
La informalidad fiscal parece inofensiva hasta que el Estado cruza información y detecta incoherencias. Lo que para ti fue una venta puntual, para la DGII puede ser un ingreso no declarado. En un contexto donde el cruce de datos entre empresas, bancos y la administración tributaria es cada vez más sofisticado, ignorar estos detalles puede salir caro.
Formalizar tu actividad no solo evita sanciones; también te abre puertas a créditos y oportunidades comerciales que exigen cumplimiento fiscal. En finanzas, como en la vida, lo que hoy parece pequeño puede volverse grande si no se gestiona a tiempo.