Skip to content
Economía

Finanzas y salud mental: cómo romper el ciclo de la ansiedad financiera

cuando la ansiedad es demasiado fuerte, acudir a profesionales de la salud mental no debe verse como debilidad, sino como un paso responsable. Un psicólogo puede ayudar a manejar la angustia, mientras…

Nicole Paola Rodríguez Peralta • September 29, 2025 6:00 pm
compartir en:
Post thumbnail

La ansiedad financiera es un enemigo silencioso que se instala en la vida de muchas personas sin pedir permiso. Empieza con una deuda pequeña, un ingreso insuficiente o una emergencia inesperada, y poco a poco se convierte en un ciclo difícil de romper. Lo más preocupante es que no se trata solo de un problema de dinero: impacta directamente en la salud mental y crea un círculo vicioso donde el desorden financiero alimenta la ansiedad, y la ansiedad, a su vez, lleva a tomar peores decisiones económicas.

En República Dominicana, estudios de la Superintendencia de Bancos revelan que más del 60 % de los hogares se enfrentan a situaciones de déficit financiero al menos una vez al año, y según ProUsuario, las personas con problemas de salud mental tienen hasta 3.5 veces más probabilidades de estar endeudadas. No es casualidad: cuando la mente está saturada de preocupación, el cerebro busca soluciones rápidas que rara vez son sostenibles, como endeudarse más o gastar de manera impulsiva. En América Latina, más de la mitad de los empleados admite sufrir estrés financiero, lo que confirma que se trata de un problema social, no solo individual.

El caso de Juan, un joven profesional en Santo Domingo, ilustra bien este ciclo. Tiene un salario competitivo, pero mantiene deudas de tarjetas de crédito y préstamos estudiantiles. Para aliviar la presión, gasta en ocio y compras impulsivas que lo hacen sentir bien de forma momentánea, pero después la culpa lo abruma y las deudas siguen creciendo. Lo mismo vive Rosa, madre soltera con un pequeño negocio de repostería: cuando las ventas bajan, se desvela pensando en cómo pagar insumos y facturas, y cuando logra un buen mes, en lugar de ahorrar, invierte en decoración y publicidad, dejando de lado la reserva para emergencias. Ambos ejemplos muestran cómo la ansiedad financiera distorsiona las prioridades y perpetúa el desorden.

Salir de este ciclo requiere una estrategia integral que combine organización financiera con cuidado emocional. El primer paso es hablar del tema sin miedo. Conversar con la pareja, la familia o incluso amigos de confianza ayuda a liberar la carga emocional que supone llevar el problema en silencio. Después viene la parte práctica: mapear la situación financiera en detalle, identificando ingresos, deudas, gastos fijos y variables. Esto permite definir metas pequeñas y alcanzables, como pagar una deuda específica o ahorrar un monto concreto en un plazo corto, lo cual genera sensación de logro y reduce la ansiedad.

La creación de hábitos financieros es otra pieza clave. Automatizar ahorros, revisar gastos semanalmente y elaborar un presupuesto antes de que inicie el mes son prácticas que dan estructura y disminuyen la incertidumbre. Además, construir un fondo de emergencia y contar con seguros básicos se convierte en un escudo contra imprevistos que de otro modo desencadenarían crisis emocionales. Y cuando la ansiedad es demasiado fuerte, acudir a profesionales de la salud mental no debe verse como debilidad, sino como un paso responsable. Un psicólogo puede ayudar a manejar la angustia, mientras un asesor financiero brinda herramientas para ordenar las cuentas.

Romper el ciclo de la ansiedad financiera no es un cambio inmediato, sino un proceso. Implica reconocer que el dinero y la mente están más conectados de lo que creemos y que cuidar uno es cuidar al otro. Cada acción cuenta: registrar un gasto, evitar una compra impulsiva, hablar en lugar de callar, dormir mejor. Poco a poco, estos pasos crean un círculo virtuoso en el que la estabilidad económica reduce la ansiedad, y una mente tranquila permite tomar decisiones financieras más inteligentes.

Vivir sin miedo al futuro no es un privilegio reservado para unos pocos, es un derecho que se construye con disciplina, conciencia y apoyo. Tus finanzas y tu salud mental forman parte de la misma ecuación. Organizar tu dinero no es solo un acto de control, es también un acto de autocuidado y de amor propio.