Puerto Príncipe, 14 jul (EFE).- Los haitianos mentienen hoy expectación ante la posibilidad de que la Cámara de Diputados retire el voto de confianza a su primer ministro, Jack Guy Lafontant, tras la crisis desatada por el anuncio de un alza en el precio del combustible, que el Gobierno dejó sin efecto.
Antes del inicio de la sesión, prevista para las 10:00 hora local (14:00 GMT) y que acumula un retraso de más de tres horas, el presidente de la de la Cámara, Gary Bodeau, afirmó a Efe que «el primer ministro tiene que dimitir por el bien del país».
«Esta crisis nos llama a liderar y a ser responsables. Necesitamos restablecer la confianza de la gente para evitar más violencia», dijo Bodeau, quien señaló que el objetivo de la votación de hoy es aliviar la situación.
En este sentido, indicó que, como presidente de la Cámara de Diputados, va a asumir su responsabilidad «y a liderar la salida de la crisis», puesto que los incidentes de la semana pasada, que dejaron entre tres y siete fallecidos «mandan un mensaje al gobierno».
«Tenemos que evitar que se repita la violencia», agregó.
Las autoridades han dispuesto un fuerte despliegue policial en la capital haitiana, especialmente en el exterior de la sede parlamentaria, destino de una manifestación convocada por la oposición.
Lafontant confirmó ayer su asistencia a la sesión de hoy para hablar «de los logros de la Administración» que encabeza junto al presidente del país, Jovenel Moise, en el poder desde febrero de 2017.
La gestión del primer ministro lleva tiempo siendo cuestionada y, unos días antes del inicio de las violentas manifestaciones, fue convocado por los diputados para analizar el destino de su Gobierno, pero él no acudió a la sesión.
Tras los disturbios, sectores de la oposición y del empresariado local e, incluso, del propio oficialismo, reclaman la renuncia del primer ministro, quien no ha dado signos de tener intención de abandonar el cargo.
El pasado 6 de julio el Gobierno anunció aumentos de entre un 37 y un 50 % en los precios de los combustibles en este empobrecido país, donde más de la mitad de su población vive con menos de 2 dólares al día.
La subida del coste de los combustibles, entre ellos, el queroseno, muy utilizado para alumbrar las casas haitianas de amplios sectores de la población con escaso poder adquisitivo, desató violentos disturbios callejeros, en los que varias personas murieron.
La situación obligó un día después al Gobierno dejar sin efecto la medida, que fue producto de un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que esta semana planteó la eliminación gradual de la subvención a estos productos.
La presión ciudadana, además, llevó al Gobierno a retirar del Parlamento (bicameral) el presupuesto general que envió la semana pasada, como una manera de evitar nuevas protestas.
El FMI dijo el jueves que espera que Haití cree un plan de reforma que incluya una reducción gradual de los subsidios a los combustibles, ya que, a su juicio, estas ayudas benefician de manera desproporcionada a los más adinerados.
Durante una conferencia de prensa en Washington, el portavoz del FMI, Gerry Rice, afirmó que la eliminación de los subsidios permitiría al Gobierno liberar fondos para financiar proyectos a favor de los más desposeídos.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado la violencia desatada durante los últimos días en Haití e hizo un llamamiento a la calma y la contención a todas las partes.
En un comunicado pactado por los quince Estados miembros, el Consejo de Seguridad pidió un «cese inmediato de todas las formas de violencia» y que los responsables de crímenes sean llevados ante la Justicia. EFE