Los altos precios de la energía en la Unión Europea sumados a un invierno duro podrían provocar el cierre de algunas plantas de su sector automotriz, según un informe publicado esta semana por la agencia de calificación de riesgo estadounidense S&P Global Mobility.
Los eventos combinados del «cisne negro» de la pandemia del covid-19 y las sanciones occidentales contra Rusia, en represalia por su operación militar especial en Ucrania, han afectado a la cadena de suministros de la industria automotriz, que en los próximos meses podría enfrentar una mayor presión por la crisis energética.
Como resultado, S&P Global Mobility pronostica un «crecimiento moderado» del sector a partir del cuarto trimestre de este año y hasta finales de 2023. Según las predicciones, durante ese periodo la producción trimestral de automóviles en la UE será de aproximadamente 4 y 4,5 millones de unidades. Sin embargo, en caso de que ocurran «restricciones de servicios públicos» como apagones, la producción podría reducirse a entre 2,75 y 3 millones de unidades por trimestre.