PARÍS — El primer ministro de Francia Jean Castex anunció el jueves una vasta ampliación del toque de queda nocturno para contener la renovada diseminación del coronavirus, y declaró que “la segunda ola ya está aquí”.
El toque de queda impuesto en ocho regiones de Francia la semana pasada, que incluye a París y sus alrededores, está siendo extendido a otras 38 regiones y a la Polinesia a partir del viernes, dijo Castex. Es muy probable que se mantenga por seis semanas antes de ser revisado, señaló.
La ampliación significa que 46 millones de los 67 millones de habitantes de Francia estarán bajo toques de queda desde la 9 p.m. hasta las 6 a.m. que les prohíben salir de casa a esas horas excepto para casos limitados, como pasear a un perro, viajar hacia y desde el trabajo, y tomar un tren o un vuelo.
Horas después del anuncio del premier, las autoridades de salud reportaron que Francia había registrado más de 41.600 nuevos casos de COVID-19, un nivel récord para un solo día desde que el país inició pruebas a gran escala. Las cifras muestran que Francia se acerca al millón de casos confirmados desde el inicio de la pandemia, con 999.043 para la noche del jueves.
“En Francia, como en el resto de Europa, la segunda ola ya está aquí”, dijo Castex en una conferencia de prensa y añadió que “nadie se libra”.
El virus se está propagando a menor velocidad durante la segunda ola, pero más extensamente, dijo el primer ministro. El número de casos de COVID-19 ha aumentado al doble en Francia en los últimos 15 días.
“La situación es grave”, dijo Castex.
El número de casos reportados diariamente ha estado flotando recientemente alrededor de 30.000. Pero la cuenta subió el jueves a un nuevo récord, cuando las autoridades reportaron 41.622 casos en las 24 horas previas. Más de 34.200 personas han muerto en Francia desde el comienzo de la pandemia, una de las tasas de mortalidad más altas en Europa.
El primer ministro dijo que la tasa nacional de ocupación de camas de hospital es ahora de más de 44% y que cuatro regiones, incluyendo París, tienen más de la mitad de sus camas en unidades de cuidados intensivos ocupadas por pacientes con COVID-19.