En posición y listo para pelear, el presidente Donald Trump enfrentó el miércoles un día de cuestionamientos sobre su controversial llamada telefónica con el mandatario de Ucrania, y su molestia en torno al proceso de juicio político de la Cámara de Representantes estalló a la vista del público.
“¿Me escuchaste? ¿Me escuchaste? Hazle una pregunta”, exclamó el presidente señalando a su homólogo de Finlandia luego de que un reportero lo presionó para que contestara una pregunta en una conferencia de prensa surrealista e intensa en la Casa Blanca.
Durante días, el presidente había criticado la investigación de los demócratas que amenaza con agobiar su presidencia. Insistió en que no hizo nada malo en lo que repetidamente describió como una “llamada perfecta” con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy, durante la cual pidió una investigación sobre su adversario político y precandidato demócrata a la presidencia Joe Biden. La furia de Trump en privado encontró un sinfín de objetivos: los demócratas, los medios de comunicación, su propio personal y los republicanos que trataron de defenderlo en la televisión.
Aunque el presidente había descargado algo de esa ira en Twitter, no fue sino hasta las reuniones con el presidente finlandés Sauli Niinisto que estalló. Sin un buen equipo de respuesta en la Casa Blanca y sin aliados dispuestos a defenderlo _aunque siempre cree que él es su mejor portavoz_, Trump libró una batalla de un solo hombre.