Medios de prensa cubanos enfrentan competencia de internet
LA HABANA (AP) — Minutos después de que un avión de Cubana de Aviación con un centenar de personas a bordo se estrellara en mayo en las afueras del aeropuerto de La Habana, imágenes de la noticia invadían los medios estatales. Los periódicos y la radio ofrecían detalles mientras el presidente, Miguel Díaz-Canel, hablaba desdeContinue reading “Medios de prensa cubanos enfrentan competencia de internet”
LA HABANA (AP) — Minutos después de que un avión de Cubana de Aviación con un centenar de personas a bordo se estrellara en mayo en las afueras del aeropuerto de La Habana, imágenes de la noticia invadían los medios estatales. Los periódicos y la radio ofrecían detalles mientras el presidente, Miguel Díaz-Canel, hablaba desde el sembradío con la aeronave ardiendo de fondo.
Al poco tiempo, la tormenta Alberto inundó la isla, derribó puentes y dejó casi una docena de muertos. De manera inusual, los cubanos vieron en sus pantallas las reuniones oficiales de ministros dando explicaciones.
La desacostumbrada inmediatez informativa y la velocidad de la reacción gubernamental pusieron en evidencia aspectos de lo que podría ser la aplicación de la llamada “Nueva Política de Comunicación”, aprobada recientemente por el poderoso Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y por la cual se busca que la prensa estatal con rapidez y fuentes –como sucede en otros países– enfrente las versiones de los órganos alternativos digitales y las redes sociales, cada vez más consultadas en la isla.
La nueva directriz de comunicación no ha sido divulgada públicamente, pero detalles sobre su contenido fueron descritos a The Associated Press por varios periodistas cubanos a los cuales les fue presentada o comentada.
Cuba prohíbe los medios nacionales independientes y durante décadas la prensa estatal se dedicó a transcribir notas oficiales orientadas por el PCC, dar reportes triunfalistas de la producción del país o informar sobre efemérides con discursos de los líderes revolucionarios.
“Esta es una Cuba que cambió hace rato en términos de conexión e información”, comentó a The Associated Press David Vázquez, periodista y exdirector del portal Cachivache Media, un sitio web de millennials. “A lo mejor la gente no tiene el acceso que todos quisiéramos, pero hay un consumo de información sostenido que no es la realidad de un país en una cueva oscura y sin luz”.
Criticados por su lentitud en dar a conocer noticias –a veces con retrasos de semanas– los órganos de prensa cubanos comenzaron a enfrentar en los últimos tiempos la fuerte competencia de las redes sociales, los blogs de periodistas sin supervisión –que están en una suerte de limbo legal pues no son expresamente vetados por la ley pero tampoco aprobados por el gobierno–, los videos de aficionados en Youtube y los canales extranjeros.
Entrevistas con comunicadores ligados a los medios oficiales realizadas por AP ofrecieron algunos de los elementos que se contemplan en esta nueva política de comunicación aprobada por el Buró Político del PCC en el primer trimestre del año, cuando esta área estaba bajo la supervisión de Díaz-Canel, entonces vicepresidente.
Díaz-Canel reemplazó en abril a Raúl Castro, conocido por su discreción mediática al punto de no ser visto en semanas, en un país que no cuenta con una oficina de prensa presidencial y donde la agenda del gobernante no es pública por motivos de seguridad. El actual mandatario es menos reticente a las cámaras.
El documento –que amplía una serie de orientaciones de 2007 del Buró Político– busca encauzar la labor no solo de los medios de prensa sino el manejo de la comunicación en general para contrarrestar los canales de información alternativos, explicaron algunos periodistas que prefirieron no revelar sus nombres, pues no habían sido autorizados a ventilar el asunto con colegas extranjeros.
La nueva política establecería, por ejemplo, modelos de gestión para la prensa que podrían generar ingresos mediante la inserción de publicidad y la administración de sus presupuestos por la venta de servicios o auspicios. Al mismo tiempo se crearía un instituto o dependencia no partidario que regule a los medios.
Además permitiría a los directores de los periódicos, canales y radios una mayor autonomía para emitir las noticias de impacto –como la caída del avión o los daños causados por la tormenta Alberto– sin esperar la autorización del Departamento Ideológico del PCC, así como tener en sus reportes más fuentes que las estrictamente oficiales.
Igualmente buscaría formar oficinas de prensa en ministerios y municipios a fin de que los funcionarios den cuenta de sus acciones a los medios, algo inusual en Cuba.
El mayor acceso a internet por parte de la población también potenciaría el llamado “gobierno digital” que serviría tanto para que los ciudadanos puedan hacer un trámite en la red como para la creación de contenidos.
Antes de aprobar la nueva política de comunicación, el Buró Político consultó el documento al menos tres veces con expertos, intelectuales y miembros de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), el gremio oficial, indicó un comunicador.
Uno de los periodistas consultados explicó que el documento partidario espera “contrarrestar una guerra mediática” para desprestigiar el modelo cubano impulsada por grupos de interés de Estados Unidos –que cada año aprueba millones de dólares para presionar cambios en la isla incluyendo los presupuestos de Radio y TV Martí–, al tiempo que hace a los medios económicamente sostenibles y más creíbles ante la población.
Según reportes oficiales, en Cuba hay más de cinco millones de líneas de teléfonos móviles y de ellas 1,5 millones acceden a correo internacional aunque aún no se activó un servicio de datos, por lo que miles de personas entran a internet a través de los 1.713 puntos wifi en áreas de navegación públicas y 700 locales de la compañía estatal de telecomunicaciones.
Internet se instaló paulatinamente mediante un programa piloto en miles de hogares y los precios, aunque aún caros para Cuba, bajaron. Millones de personas, sobre todo jóvenes isleños, cuentan con perfiles en redes sociales como Facebook o Twitter.
Sin embargo, de acuerdo con las entrevistas realizadas por la AP, esta nueva política de comunicación del PCC no abordó de manera directa la situación de los llamados medios alternativos, el grupo de blogs o portales como El Toque, Periodismo de Barrio, El Estornudo o Vistar, que jóvenes periodistas cubanos lanzaron través de internet en los últimos años y son cada vez más seguidos por la población.
“Se está disputando la hegemonía de la información en Cuba”, expresó a AP Elaine Díaz, directora de Periodismo de Barrio. “En el punto en que están la mayoría de los periodistas que salieron de los medios estatales y se incorporaron a los alternativos, no hay vuelta atrás”.
Díaz señaló que no se trata de aquella “primera ola de periodismo independiente que eran activistas políticos” y que caracterizó el comienzo del presente siglo, “sino de un grupo de egresados de universidades cubanas, o sea, profesionales que este país acreditó para ejercer su profesión”.
Para estos comunicadores que están haciendo periodismo fuera de los medios oficiales no importa tanto la nueva política, sino que haya una ley de medios –hasta ahora inexistente– que los iguale con sus pares oficiales para tener acceso a las fuentes o que la reforma constitucional –cuyo anteproyecto está a punto de llegar al Parlamento– reconozca que los órganos de prensa puedan ser privados o cooperativas y no solo estatales.
Hasta ahora la nueva política de comunicación del PCC fue mostrada solo a un grupo reducido de periodistas de medios oficiales tanto en la capital como en las provincias, pero se espera que se dé a conocer antes de un congreso de la Upec en julio.
“Esta política responde a un reclamo del sector, de la sociedad y a necesidades objetivas que el propio gobierno y partido han reconocido y que, desde luego, se ha hecho mucho más evidente a medida que ha crecido el acceso a internet dentro del país”, explicó a AP José Raúl Gallego, académico de la provincia de Camagüey, en el centro del país, y periodista de El Toque.
Pero Gallego tiene dudas sobre el alcance de la nueva política: “La falta de inmediatez es solo uno de los problemas del periodismo cubano, pero no el más grave. Usted puede tener una cobertura inmediata pero igual de sesgada y eso no es periodismo de calidad”.