Miércoles 5 de junio Día Mundial del Medioambiente
Las Naciones Unidas designaron el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente para poner de relieve que la protección y la salud del medio ambiente es una cuestión importante, que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico en todo el mundo. La celebración de este día nos brinda la oportunidadContinue reading “Miércoles 5 de junio Día Mundial del Medioambiente”
Las Naciones Unidas designaron el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente para poner de relieve que la protección y la salud del medio ambiente es una cuestión importante, que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico en todo el mundo.
La celebración de este día nos brinda la oportunidad de ampliar la base de una opinión ilustrada y una conducta responsable por parte de individuos, empresas y comunidades en la preservación y mejora del medio ambiente.
El año 1972 marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la política medioambiental internacional, con la primera gran conferencia sobre cuestiones medioambientales, conocida como la Conferencia sobre el Medio Humano, o Conferencia de Estocolmo. Ese mismo año, el 15 de diciembre, la Asamblea General adoptó una resolución (A/RES/2994 (XXVII)) por la que se designaba el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente y se instaba «a los gobiernos y a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a que emprendan en ese día de cada año actividades en todo el mundo que reafirmen su preocupación por la preservación y el mejoramiento del medio ambiente, con miras a profundizar la conciencia ambiental».
Para el Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio, Naciones Unidas ha focalizado el interés en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía y la desertificación, y en EFEsalud hemos hablado con distintas organizaciones para conocer cómo este proceso puede afectar a la salud.
#GeneraciónRestauración
“Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración” es el lema escogido por Naciones Unidas para este día.
La Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación del Ministerio para la Transición Ecológica español señala que este proceso de destrucción del suelo fértil, “compromete la capacidad de la tierra para mantener la salud de nuestro planeta y proporcionar la seguridad y bienestar de sus habitantes”.
Son varios los factores culpables de la desertificación como las variaciones climáticas y las actividades humanas como la sobreexplotación mediante la deforestación, la minería, el sobrepastoreo o la malas prácticas de riego.
De hecho, según Naciones Unidas, hasta un 40 % de la superficie de la tierra está degradada. El continente más afectado por la desertificación es África, al que sigue Asia y el “corredor seco centroamericano” (que comprende países como Nicaragua, Honduras, El Salvador o Guatemala, entre otros).
EL AGUA
El coordinador del departamento de Estudios y Documentación de Manos Unidas, Fidel Podga, señala a EFEsalud que la desertificación afecta a varios ámbitos de la salud a causa, en primer lugar, de la falta de agua.
Y cuando falta agua, hay problemas de saneamiento y llegan las enfermedades como la fiebre tifoidea, causada por una bacteria, y que se puede contraer, por ejemplo, con el consumo de frutas o verduras que no están bien lavadas.
Pero también el beber agua contaminada puede ocasionar otras enfermedades graves como el cólera u otras que provocan también diarrea.
Eso en cuanto a la perspectiva de un mal saneamiento, pero hay más: la falta de alimentos, ya que con la desertificación la tierra ha dejado de ser fértil.
“El acceso a los alimentos se ve resentido y eso conlleva enfermedades como la desnutrición o la anemia, que afecta sobre todo a los niños menores de cinco años”, sostiene Podga.
IMPACTO “DESPROPORCIONADO” EN LA INFANCIA
Y es que la infancia es especialmente vulnerable a la desertificación. La reducción de la productividad agrícola, la escasez de agua potable y el aumento de la inseguridad alimentaria repercute directamente en su salud, destaca en declaraciones a EFEsalud Ida Morén Strømsø, experta de Promoción, Clima y Medio Ambiente de Save the Children.
Aparte de la desertificación, cada vez más menores sufren las consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos que desembocan en crisis alimentarias, por lo que les afectan de manera “desproporcionada”.
“Les hace especialmente vulnerables a la desnutrición, las enfermedades y la muerte”, sostiene la experta.
De hecho, según datos de la Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria citados por la experta, el número de niños que se enfrenta a niveles críticos de hambre en los 18 países donde los fenómenos meteorológicos extremos están afectando más a la seguridad alimentaria se han más que duplicado en los últimos cinco años. En el último año ha aumentado un 20 %.
MALNUTRICIÓN Y RETRASO EN EL CRECIMIENTO
La inseguridad alimentaria, prosigue la experta de Save the Children, provoca una mayor prevalencia de enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias y las infecciones parasitarias debido a las malas condiciones de vida y a la falta de acceso a agua potable y alimentos nutritivos.
Pero también esa inseguridad alimentaria fruto, entre otras, de la desertificación, puede provocar malnutrición, que si no se trata puede acabar en muerte, y retraso del crecimiento.
“Y a largo plazo, la exposición persistente a niveles crónicos de inseguridad alimentaria, como los que se observan en partes del mundo donde la desertificación es un verdadero desafío para las poblaciones, hará que los niños se enfrenten a los efectos físicos y cognitivos de por vida de la desnutrición crónica, también conocida como retraso del crecimiento”, incide.
De esta forma, esos niños tienen, asimismo, más dificultades para aprender en la escuela al verse afectado su desarrollo cognitivo.
“Probablemente también serán más bajos que sus compañeros sanos porque el retraso del crecimiento limita el crecimiento físico y tendrán problemas de salud asociados más adelante. El retraso en el crecimiento les costará más estar sanos”, argumenta la experta.
¿Y hay forma de revertir estos efectos en los menores? según Morén Strømsø, es “demasiado tarde para muchos” porque se enfrentan de por vida a esas consecuencias de la degradación de la tierra y la inseguridad alimentaria asociada.
“Pero para muchos más, una acción urgente podría revertir y prevenir futuros casos de enfermedad y malnutrición”, asegura la experta.
OTRAS ENFERMEDADES
Y algunos de esos países tienen climas tropicales, húmedos, y si se le añade la falta de agua, la sequía y desertificación, son un “caldo de cultivo” para los mosquitos, que pueden transmitir enfermedades como la malaria, que afecta tanto a niños como adultos.
El experto de Manos Unidas incide en que los últimos informes vinculan directamente también la desertificación con problemas de salud como hipertensión y cefaleas.
Por todo ello, tanto Save the Children como Manos Unidas instan a un cambio de rumbo para frenar estos fenómenos.
Morén Strømsø incide en que es necesaria una acción urgente para frenar la desertificación y sus consecuencia para la salud.
“Necesitamos sistemas sanitarios más fuertes para planificar y responder a los cambios y peligros climáticos y a las enfermedades. Entre otras cosas, reforzando el personal y las infraestructuras sanitarias y garantizando el acceso a servicios de atención primaria gratuitos”, asevera.
Agencia EFE