Primera colonia japonesa de República Dominicana llegó en 1956 y deja huella en Dajabón
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón enfrentaba una crisis económica, social y de sobrepoblación. En este contexto, el gobierno dominicano, bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, llegó a un a…
Dajabón, República Dominicana. – La provincia de Dajabón alberga la principal colonia japonesa del país, que desde hace casi 70 años ha realizado significativos aportes a la economía, la cultura y la gastronomía local.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón enfrentaba una crisis económica, social y de sobrepoblación. En este contexto, el gobierno dominicano, bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, llegó a un acuerdo con Japón para recibir inmigrantes japoneses. En julio de 1956, llegaron las primeras 28 familias, estableciéndose en La Vigía, Dajabón, bajo la promesa de viviendas, terrenos y exoneración de impuestos.
Hideki Shiguetome, vicepresidente de la colonia japonesa en Dajabón y miembro de la segunda generación, recuerda cómo sus padres llegaron desde la ciudad de Fukuoka para construir un futuro lejos de su cultura original.
Tras el ajusticiamiento de Trujillo en 1961, la colonia vivió momentos difíciles, y muchas familias regresaron a Japón. Sin embargo, otras decidieron profundizar sus raíces en el país, introduciendo innovaciones en la agricultura, especialmente en la producción de arroz. Entre ellas se destacan los padres de Takeshi Mukai, empresario arrocero que llegó al país a los dos años y se ha convertido en uno de los más prósperos de la zona norte.
Además, la comunidad japonesa ha contribuido a la gastronomía local y ha dejado un legado cultural tangible en La Vigía, que cuenta con un parque dedicado a la cultura japonesa y un cementerio exclusivo para la comunidad Nikkei, enclavado en las alturas para honrar a sus ancestros.
Entre las familias Nikkei que aún viven en Dajabón destacan Shiguetome, Mukai, Shiraki, Tanioka, Yamamoto y Yamanaka. Entre 1956 y 1959, más de 1,300 japoneses llegaron a República Dominicana y se distribuyeron en provincias como Dajabón, Pedernales, Bahoruco y La Vega, dejando un legado duradero en el país.