¿Se aprende al dormir? Así trabaja el cerebro por las noches para garantizar un mejor desempeño diario
El sueño cumple una función primordial en la vida de las personas. El cerebro, durante el descanso nocturno, procesa y consolida los recuerdos adquiridos durante el día. Esta acción cerebral se realiz…

El sueño cumple una función primordial en la vida de las personas. El cerebro, durante el descanso nocturno, procesa y consolida los recuerdos adquiridos durante el día. Esta acción cerebral se realiza principalmente en el hipocampo, la región encargada de guardar información y experiencias vividas. Dormir sigue siendo esencial para mantener un óptimo estado cognitivo y aprender de manera eficiente.
Distintos experimentos científicos comprobaron que el sueño no solo permite recordar mejor lo aprendido, sino que prepara las redes neuronales para nuevas adquisiciones. La noche se convierte así en un período de intensa actividad cerebral, indispensable para la memoria.
Asimismo, estudios científicos recientes han profundizado en cómo el sueño actúa sobre la memoria y la plasticidad cerebral. Un trabajo de 2025 de la Universidad de Cornell demostró que la estimulación cerebral durante el sueño puede consolidar recuerdos frágiles mediante “grandes ondas agudas” que transfieren experiencias recientes del hipocampo a la neocorteza, proceso esencial para la memoria a largo plazo.

En paralelo, investigaciones de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich y la Universidad Northwestern, junto a nuevos hallazgos de la Universidad de Michigan, confirmaron que el ritmo respiratorio durante el sueño sincroniza oscilaciones cerebrales clave (ondas lentas, husos y “sharp waves”), mejorando la retención y diferenciación de recuerdos complejos. Los autores subrayan que el sueño no REM y el REM actúan en secuencia: el primero fortalece los recuerdos y el segundo evita su superposición, manteniendo la claridad de la memoria y optimizando la preparación para el aprendizaje futuro
En tanto, estudios previos en neurociencia han comprobado que durante el sueño —especialmente en la fase de ondas lentas y el sueño REM— el cerebro reactiva y reorganiza la información reciente, facilitando su almacenamiento a largo plazo y preparando las redes neuronales para nuevos aprendizajes. Las oscilaciones cerebrales, como las ondas lentas y los husos del sueño, sincronizan la transferencia de recuerdos desde el hipocampo hasta la corteza, reforzando la memoria declarativa y la capacidad de adaptar lo aprendido a diferentes contextos.

Por otro lado, investigaciones recientes demostraron que la falta de descanso adecuado afecta el rendimiento, tanto en la consolidación de la información, como en la capacidad de aprender nuevas habilidades.
La creencia de que es posible aprender habilidades completamente nuevas durante el sueño carece de pruebas sólidas. Aunque diversas técnicas intentaron estimular la memoria con estímulos externos mientras una persona duerme, la evidencia científica muestra que solo se refuerzan recuerdos previos y patrones ya existentes.
El impacto de la investigación neurocientífica
De acuerdo con BBC, durante mucho tiempo la idea de aprender dormido fue considerada improbable. Sin embargo, los neurocientíficos encontraron formas de estimular la memoria durante el sueño. Charles Simon y William Emmons, en estudios realizados en la década de 1950, descartaron la posibilidad de adquisición de conocimientos por exposición auditiva durante el descanso, tras constatar que las personas no aprendían información nueva mientras dormían.

A pesar de este límite, los avances actuales sugieren que el cerebro, en pleno descanso, no permanece inactivo. Según Susanne Diekelmann, investigadora de la Universidad de Tubingen, el sueño estabiliza los recuerdos y los integra en una red de memoria a largo plazo, facilitando la aplicación de lo aprendido en contextos diferentes.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications amplía la visión tradicional sobre el sueño. Científicos de la Universidad de Toyama y otras instituciones japonesas demostraron que el cerebro consolida recuerdos previos y simultáneamente organiza sus redes neuronales para futuros aprendizajes.
Aprovecharon avanzadas técnicas de imagen y simulación computacional para observar el comportamiento neuronal en el hipocampo de ratones antes y después del aprendizaje. Los resultados indican que el sueño actúa sobre distintos grupos de neuronas: mientras unas consolidan experiencias pasadas, otras se preparan para codificar información futura.

Este fenómeno aporta nuevas explicaciones a la mejora del rendimiento tras una noche de descanso. El profesor Kaoru Inokuchi, de la Universidad de Toyama, afirma que el aumento de coactividad entre neuronas responsables de memorias existentes y las “engramas por venir” podría facilitar la integración entre lo ya aprendido y lo que se aprenderá.
La investigación concluye que la remodelación neuronal durante el sueño es un proceso ordenado y dirigido. No responde al azar, sino que obedece a mecanismos de plasticidad y regulación interna.
Dormir también tiene una función anticipatoria. El estudio destaca que ciertas configuraciones neuronales predispuestas aparecen incluso antes del aprendizaje, preparadas para codificar experiencias futuras. Este hallazgo sugiere que el cerebro no parte de cero, sino que aprovecha estructuras preexistentes, facilitadas y estabilizadas durante el descanso nocturno.
Por otra parte, la calidad y cantidad del sueño tienen un impacto directo en la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. De acuerdo con un trabajo publicado por la Universidad del Sur de Australia, dormir al menos ocho horas favorece la memoria y ayuda a recordar palabras y reglas gramaticales complejas.

Los autores encontraron que el acoplamiento de dos eventos eléctricos en el cerebro durante el sueño mejora la transferencia de información desde el hipocampo hacia la corteza cerebral, lo que resulta esencial para el almacenamiento y la consolidación de la memoria a largo plazo.
El Dr. Zachariah Cross, investigador principal, explicó que este proceso está vinculado a la sincronización entre ondas cerebrales lentas y los denominados husos del sueño durante la fase NREM.
El Dr. Scott Coussens, también de la Universidad del Sur de Australia, señaló que estos descubrimientos ofrecen una nueva perspectiva sobre la importancia del sueño en el aprendizaje, en especial para personas con dificultades cognitivas o trastornos del lenguaje. Las oscilaciones lentas observadas durante el descanso pueden incrementar la plasticidad cerebral y facilitar la recuperación tras lesiones.
Las implicancias para la vida cotidiana y la educación son directas. La interrupción del sueño afecta la capacidad para recordar información reciente y también condiciona la predisposición para adquirir conocimientos futuros. Optimizar los hábitos de sueño se convierte en una herramienta útil a la hora de mejorar el rendimiento académico y la adaptación a nuevas experiencias.
Por último, la ciencia confirma que el sueño desempeña un papel mucho más activo de lo que se creía. Lejos de ser un tiempo de inactividad o simple descanso, constituye una fase de trabajo intenso donde el cerebro fortalece memorias y se anticipa al aprendizaje futuro, consolidando su rol esencial en la vida y el desarrollo intelectual.









