El número de víctimas mortales del terremoto que devastó Turquía y Siria a principios de febrero supera ya los 50.000 y alimenta el temor a un fenómeno natural que hoy, hace justo 90 años, golpeó con especial fuerza a Japón al coincidir un sismo de elevada magnitud y un tsunami con olas de casi 29 metros de altura.