El presidente Donald Trump minimizó el número de víctimas del coronavirus en Texas durante el debate del jueves con Joe Biden.
“Hubo un pico muy grande en Texas, ahora ha desaparecido”, aseveró Trump.
Pero en la ciudad texana de El Paso, la situación por el COVID-19 es la peor que se ha visto desde que comenzó la pandemia.
Los funcionarios de salud del área metropolitana de El Paso reportaron el viernes 969 nuevos casos confirmados de coronavirus, lo que llevó a más de 10.000 casos activos en la región, luego de que las cifras se dispararan durante la semana pasada hasta alcanzar máximos históricos. El número de hospitalizaciones aumentó en 107 con respecto al jueves, lo que eleva el total a 678, y 195 de esas personas están en terapia intensiva.
Al menos 571 personas de la región han muerto desde que comenzó la pandemia. Y en todo el estado han sido más de 17.000 las víctimas.
Los funcionarios locales han reforzado las restricciones contra el virus: reduciendo el cupo máximo permitido en los negocios no esenciales al 50%, suspendiendo las visitas a las instalaciones que cuidan a los ancianos y prohibiendo las reuniones en los hogares. Es el primer gran condado de Texas en endurecer medidas desde que el gobernador Greg Abbott relajó las restricciones en septiembre.
El virus está afectando el área, de población mayoritariamente hispana, en más de un sentido, según Salvador Perches, director general de la funeraria Perches Funeral Homes, que brinda servicio en El Paso y en la vecina Ciudad Juárez, México. Las familias están pidiendo que los cuerpos sean trasladados a través de la frontera a medida que aumenta el número de muertos en Estados Unidos y México, agregó Perches, y señaló que ha añadido una unidad de refrigeración dentro de una de sus capillas para acomodar el creciente número de cuerpos.
En las últimas dos o tres semanas, Perches dijo que ha visto un aumento en las solicitudes de servicios funerarios, no sólo debido a las muertes por COVID-19, sino también a enfermedades no tratadas y a los suicidios por depresión por el aislamiento y la pérdida de empleo.
“La gente no puede rendirle homenaje a sus seres queridos, no podemos velarlos”, dijo.
El doctor Héctor Ocaranza, la autoridad sanitaria de la ciudad y el condado, calificó la situación de crítica. El contingente médico adicional de 500 personas y el equipo médico enviado por Abbott ayuda, pero dijo que es necesario que los residentes de El Paso “se den cuenta de que estamos en una situación desesperada” y asuman la responsabilidad personal de detener la propagación.