Un año después de intentar separar Cataluña del resto de España, el expresidente regional Carles Puigdemont intenta desde el exilio relanzar su desafío con un nuevo partido que pretende reunificar al independentismo ante unas bases cada vez más impacientes.
Pero muchos de sus antiguos aliados, que apuestan ahora por posiciones más moderadas, ya han rechazado unirse a su nuevo partido, La Crida (El Llamado), que convocó su convención fundacional para este sábado por la tarde en Manresa, 60 km al norte de Barcelona.
Ni el lugar, ni la fecha son casuales: a sólo 6 km de la cárcel de Lledoners, donde esperan juicio por rebelión varios líderes independentistas, y justo un año después de que el Parlamento catalán proclamara una república independiente, el 27 de octubre de 2017.