Hallan intacta comida ritual etrusca dentro de una tumba de 2.500 años en Italia
Una tumba intacta del siglo VI a.C. fue descubierta en la necrópolis etrusca de Casale dell’Osteria, ubicada en el Parque Arqueológico de Vulci (región de Lazio, Italia central). De 2.500 años de antigüedad, el sepulcro está ricamente decorado con cerámicas y contiene una ‘última comida’ increíblemente rara, colocada en un brasero, informa The History Blog.
Una tumba intacta del siglo VI a.C. fue descubierta en la necrópolis etrusca de Casale dell’Osteria, ubicada en el Parque Arqueológico de Vulci (región de Lazio, Italia central). De 2.500 años de antigüedad, el sepulcro está ricamente decorado con cerámicas y contiene una ‘última comida‘ increíblemente rara, colocada en un brasero, informa The History Blog.
Los arqueólogos de la Fundación Vulci realizaron el descubrimiento a principios de este mes, cuando la excavación reveló dos losas de piedra de 40 kilos que sellaban una tumba. Al retirarlas, los especialistas encontraron un riquísimo ajuar funerario, aún intacto pese a los milenios transcurridos.
Dentro de la cámara funeraria, perteneciente a una mujer, los arqueólogos encontraron una treintena de jarrones, vasos, ánforas -todos intactos y en perfectas condiciones- e incluso un pincho con lo que sería la ‘última comida’ para la fallecida. Los restos de la mujer se hallaron dentro de un gran jarrón.
Vulci fue una próspera ciudad-estado etrusca, situada a menos de 100 kilómetros al noroeste de Roma. Fue el lugar de nacimiento del legendario sexto rey de Roma, Servio Tulio (r. 578-535 a.C.), y un importante centro de las artes cerámicas, la extracción de metales y su artesanía. También era un centro de comercio, a donde llegaban costosas importaciones de cerámica griega, bálsamos y ungüentos del este.
Los investigadores recordaron que los restos de animales descubiertos previamente en una tumba etrusca estaban asociados con una ofrenda ritual funeraria conocida como ‘alimento de los muertos’, según un estudio publicado en 2013 en la revista francesa Anthropozoologica.
Los resultados de análisis previos de ADN muestran que los etruscos compartían un mismo perfil genético con las poblaciones vecinas, como los latinos que habitaban en Roma, a pesar de que los dos grupos tenían diferencias lingüísticas y culturales significativas.
Así, al contrario de lo que sucedía en la cultura griega o en la romana, la mujer etrusca no era marginada de la vida social, sino que participaba activamente, tomando parte en los banquetes, en los juegos gimnásticos y en los bailes, así como en labores públicas.